Cuando se formulan dietas para pollos de engorde de alto rendimiento, hay que encontrar el equilibrio entre satisfacer las necesidades de las aves con precisión y conseguir las cantidades de aminoácidos y nutrientes exactas. Los altos precios de los piensos y la limitada disponibilidad exigen creatividad.
La alimentación de precisión significa que estamos eliminando el error y reduciendo la variabilidad de los niveles de nutrientes según la matriz de formulación. Sin embargo, es posible ser preciso sin ser exacto. Por ejemplo, un ensayo individual de aminoácidos puede mostrar una varianza excepcionalmente baja, por lo que es preciso pero podría carecer de exactitud al estar constantemente un 0,2% por debajo de lo esperado. Nunca queremos relajar la precisión, pero puede que tengamos que reconsiderar lo que entendemos por «exactitud» en la actual era de incertidumbre global y de presión económica al alza sobre los costes de los piensos y la disponibilidad de los ingredientes. La mayoría de nosotros formulamos dietas cercanas a las recomendaciones de las razas, por lo que éstas se convierten en nuestra base de «precisión» para cumplir con los perfiles nutricionales de las dietas. Con las presiones económicas actuales, es posible que queramos considerar la revisión de nuestros objetivos estableciendo nuevos criterios para la formulación de piensos. La tabla 1 detalla algunas opciones para ahorrar costes en la formulación que a menudo implican reexaminar nuestras medidas históricas de precisión
Reducir los nutrientes
Cuando los costes de la energía son elevados, resulta tentador reducir los niveles de energía de los piensos. En el pasado, ocurría lo contrario, ya que cuando los precios de los piensos/energía eran elevados, alimentábamos con dietas de alta energía en un intento de garantizar la utilización óptima de un nutriente caro. Hoy en día, este concepto es menos válido, ya que el pollo de engorde responde ahora «menos» a la energía y más a la ingesta de aminoácidos. Este cambio ha sido provocado por la reducción de la grasa y el aumento de la proteína en la canal de los pollos de engorde modernos. Por ello, una opción actual es reducir el nivel de energía de todas las dietas y así ahorrar en el coste de la alimentación. Los pollos de engorde siguen comiendo en función de sus necesidades energéticas y, por tanto, las dietas de menor energía darán lugar a un aumento de la relación alimento/ganancia, pero mucho menos que antes, ya que el aumento resultante de la ingesta de alimento impulsa el aumento de la ingesta de aminoácidos, lo que compensa el deterioro previsto de la eficiencia alimentaria
Aumentar los ingredientes
Una segunda opción es relajar las limitaciones máximas de ciertos ingredientes. Mientras que los niveles de maíz y de soja no suelen tener restricciones, a menudo imponemos límites a los niveles máximos de ingredientes «alternativos», como los granos de destilería, los subproductos del arroz y las harinas de colza/canola, etc. Cuando se alcanzan los niveles superiores en la fórmula, esto sugiere un ahorro de costes por el uso de niveles más altos. Las restricciones actuales se basan en el conocimiento pasado de una composición de nutrientes quizás variable, por lo que la decisión de utilizar más cantidad de cualquier ingrediente debe basarse en el conocimiento pasado de los ensayos de control de calidad en curso. Aunque hoy en día podemos alcanzar un nivel de detalle considerable en dichos ensayos de control de calidad, la supervisión de la consistencia de la fibra bruta, la proteína bruta, la grasa y la humedad por sí sola proporciona una base sólida para decidir si se utiliza más cantidad de un ingrediente individual
Ingredientes alternativos
La siguiente opción para reducir los costes de los piensos es considerar «nuevos» ingredientes alternativos. En realidad, no hay ingredientes nuevos como tales, ya que todos los nutricionistas de monogástricos del mundo sólo disponen de unos 19 ingredientes en cantidades suficientes para mantener las fábricas de piensos modernas a gran escala. Ciertamente, existen cantidades menores de subproductos locales especializados que pueden aprovecharse, pero cada vez son más escasos. En realidad, por tanto, un ingrediente sólo es novedoso para usted, ya que inevitablemente el mismo ingrediente se ha utilizado durante muchos años en otras regiones. Por lo tanto, hay una gran cantidad de información disponible sobre el valor nutritivo de estos «nuevos» ingredientes que puede transponerse simplemente a nuestras matrices de formulación. A menudo son los altos precios de los piensos en general los que impulsan la aceptación de los nuevos ingredientes
También hay algunas opciones para cambiar el uso final de los nutrientes y, especialmente, de la energía. Cuando utilizamos un ingrediente alternativo, éste simplemente sustituye el suministro de energía y otros nutrientes. En la industria avícola nos basamos en la energía metabolizable como base para la formulación, sabiendo que sólo una parte de esta energía se utiliza para la producción, el resto se utiliza para el mantenimiento o se pierde como calor corporal. Otra estrategia dentro de esta categoría de «nutrientes alternativos» consiste en minimizar este desperdicio de energía. En las granjas, esto significa mantener a los pollos de engorde lo más calientes posible, ya que por debajo de los 24°C, el ave desvía el equivalente a 1 g de alimento/kg de peso corporal/d de la producción al mantenimiento, por cada 1°C de descenso de la temperatura ambiental.
En la fábrica de piensos también tenemos una opción para desviar la energía del pienso del mantenimiento y dirigirla hacia el crecimiento. Esta opción se basa en la optimización de la calidad de los pellets, independientemente de la composición del pienso. A medida que aumentamos la calidad de los pellets, las aves necesitan menos tiempo para comer el pienso y, por tanto, utilizan menos energía de mantenimiento. La tabla 3 muestra la equivalencia energética de aumentar la calidad del pellet. Si la calidad actual de los gránulos es del 60%, aumentarla al 70% equivale a aumentar la energía de la dieta en 40 kcal/kg. Alternativamente, podemos reducir la AME en 40 kcal/kg con pellets del 70% frente al 60% y no esperar ningún cambio en el rendimiento
Mejorar la digestibilidad
Con los altos precios de los piensos, es especialmente importante revisar el uso de aditivos para piensos que optimicen la liberación de nutrientes y mejoren la «digestibilidad». La clase más obvia de estos aditivos son las diversas enzimas exógenas que mejoran la disponibilidad de fósforo, energía y aminoácidos. En la mayoría de los casos, estas diferentes clases de enzimas son aditivas en términos de liberación de nutrientes, ya que tienen diferentes sustratos objetivo o modos de acción. Con demasiada frecuencia se adopta la postura de que «bueno, yo obtengo un aumento de energía de mi amilasa, así que no puedo esperar una liberación de energía de la fitasa o la proteasa». Este enfoque no es ni exacto ni preciso. La liberación de energía de la fitasa es invariablemente energía neta relacionada con la eliminación de la molécula de fitato, que en efecto es un «antígeno» y requiere energía para contrarrestar sus efectos negativos. La liberación de energía de una amilasa, sin embargo, está obviamente relacionada simplemente con la mejora de la digestibilidad de los complejos de carbohidratos. Del mismo modo, una enzima proteasa siempre proporcionará energía, ya que todas las proteínas/aminoácidos se utilizan finalmente para obtener energía durante el recambio de proteínas, de ahí que utilicemos la a menudo olvidada «n» en AMEn. También podemos elegir la concentración de la enzima, especialmente en el caso de la fitasa, que en la solución económica actual es probable que se acerque a 2 ó 2,5 dosis, suponiendo que una dosis única sea de unas 500-600 FTU. La economía de la superdosificación o megadosis se ve muy afectada por el coste de la enzima. Además de las enzimas, también merece la pena revisar el estado de los antioxidantes en los piensos, así como todas las clases de aditivos destinados a optimizar la salud intestinal.
Así que quizá sea el momento de revisar nuestras ideas sobre la precisión en la formulación de las dietas. Siempre necesitamos precisión, pero nuestros objetivos en cuanto a exactitud son a veces un blanco móvil debido a las presiones económicas transitorias. Probablemente, el mayor ahorro de costes actual se puede conseguir relajando los niveles máximos de los ingredientes, por lo que el ejercicio se convierte en una reevaluación de nuestros niveles de comodidad que se han arraigado a lo largo de los años. Hay que recordar que el pollo de engorde se adapta de forma asombrosa a una amplia gama de densidades de nutrientes, suponiendo que pueda comer suficiente pienso a medida que se aproxima a los niveles más bajos de energía alimentaria. El éxito en el uso de niveles más bajos de densidad de nutrientes se ve invariablemente afectado negativamente por factores como una alta densidad de población y una temperatura ambiental elevada. Por el contrario, la reducción de la energía de la dieta suele tener la ventaja oculta de mejorar la calidad del pellet
Mover el objetivo de «exactitud» en términos de energía de la dieta repercutirá invariablemente en la eficiencia de la alimentación, por lo que el límite de cualquier cambio de este tipo es la economía general, más que las meras decisiones de gestión de la granja. El antiguo concepto de «energía:proteína» sigue siendo válido, aunque ahora se ha transformado en alguna medida de aminoácidos disponibles. En la tabla 4 se sugieren proporciones de lisina y energía que pueden utilizarse como directrices cuando se considera la densidad de nutrientes variable. Debido a la actual respuesta muy positiva de los pollos de engorde a la ingesta de aminoácidos, a veces resulta económico cambiar nuestra medida de precisión con estos valores, y así aplicar estos niveles de lisina y la «proteína ideal» asociada en relación con, por ejemplo, 950 kcal/kg. Como siempre, la redefinición de la «precisión» se convierte entonces en una decisión económica local.