El sorgo, un cereal utilizado para alimentar al ganado y fabricar alcohol, ha sido dañado en los últimos 6.000 años por los seres humanos, dicen los investigadores de la Universidad de Warwick en el Reino Unido.
Los investigadores abordan en un nuevo artículo, publicado en la revista Nature Plant, que para mantener la diversidad del cultivo y seguir creciendo, los agricultores tendrán que revisar la forma en que lo manejan.
Reparar el daño genómico de los cultivos
Se ha comprobado que la historia del sorgo, desde su estado original domesticado hasta el cereal domesticado actual, está muy influida por la acción humana, por lo que seguir tratando la planta como lo hacemos actualmente podría significar la continua degradación del cultivo.
Un tipo actual de sorgo cosechado se llama sorgo bicolor, pero hay varios tipos diferentes de sorgo, y en el pasado se han salvado mutuamente compartiendo genes no dañados, en un proceso llamado introgresión. Los antepasados salvajes del sorgo representan genomas que no han sido dañados por el cultivo. Aunque no cosechamos los ancestros silvestres del sorgo, es necesario mantenerlos vivos ya que la capacidad de adaptarse a su entorno mediante la introgresión podría ser crucial en el futuro del sorgo bicolor ante las amenazas del cambio climático, lo que significa que los cultivos tienen que adaptarse a nuevos entornos.
En el sorgo bicolor, el daño a sus genes se produce por la forma en que se cultiva, lo que significa que sus funciones genómicas básicas están acumulando daños con el tiempo, por lo que es necesario reparar el daño genómico de los cultivos o la productividad podría disminuir.
El riesgo de una menor alimentación animal
El profesor Robin Allaby, de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad de Warwick comenta: «El sorgo bicolor es el quinto cultivo de cereales del mundo y el más importante en las zonas áridas. Se utiliza para la alimentación de los animales y la cerveza y se cultiva especialmente en el África nororiental, generando allí una economía. Si no podemos salvar a los antepasados del sorgo y utilizar esos genes para ayudar al sorgo bicolor a reparar sus daños genómicos, podríamos arriesgarnos a dañar aún más el cultivo». Esto podría significar menos alimento para animales, comida y cerveza, así como un potencial daño al comercio en el noreste de África».
Fuente: Universidad de Warwick