La ambición de estimular la producción de proteaginosas de la UE se refleja en un nuevo informe, recientemente publicado por la Comisión Europea.
En el informe se examina la situación de la oferta y la demanda de proteínas vegetales en la Unión Europea (UE) y se exploran las posibilidades de seguir desarrollando su producción de manera económica y ambientalmente racional. El informe se centra en las plantas ricas en proteínas con un contenido de proteína bruta superior al 15% (semillas oleaginosas: colza, girasol y soja; legumbres: judías, guisantes, lentejas, altramuces, etc.; y leguminosas forrajeras: principalmente alfalfa y trébol), que representan aproximadamente 1/4 de la oferta total de proteínas vegetales brutas en la UE.
Tasas de autosuficiencia de la UE
Dependiendo de la fuente de proteínas, la tasa de autoabastecimiento de la UE varía sustancialmente (colza 79%, girasol 42%, soja 5%). En consecuencia, la UE importa anualmente alrededor de 17 millones de toneladas de proteínas brutas (de las cuales 13 millones de toneladas son de base de soja y equivalen a 30 millones de toneladas de equivalente de soja); principalmente de Brasil, Argentina y los Estados Unidos. La UE también importa 1,5 millones de toneladas de proteína bruta de girasol y hasta un millón de toneladas de colza, ambas principalmente de Ucrania.
La producción actual en la UE
La superficie de soja en la UE se ha duplicado hasta casi un millón de hectáreas desde la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) en 2013, con una producción de la UE de 2,8 millones de toneladas en 2018. Los principales productores de soja son Italia, Francia y Rumania. Las legumbres muestran una tendencia positiva similar: desde 2013 la producción casi se ha triplicado en la UE y alcanzó los 6 millones de toneladas (2,6 millones de hectáreas) en 2018. Las principales legumbres son los guisantes de campo y las habas, mientras que las lentejas y los garbanzos sólo se cultivan en zonas limitadas. Francia, España y Lituania son los principales productores de guisantes de campo; el Reino Unido y Francia cultivan faba. En cuanto a la colza, la principal oleaginosa cultivada en la UE, la superficie ha aumentado un 66%, de 4,1 a 6,8 millones de hectáreas entre 2003 y 2018. La producción de la UE ha alcanzado los 20 millones de toneladas ˗ impulsada principalmente por la demanda de biodiesel (Directiva sobre energía renovable). Su subproducto (harina de colza) es una importante fuente de piensos ricos en proteínas. Los principales productores de colza son Francia, Alemania y Polonia.
Tendencias de promoción de los cultivos proteicos
En el informe se destacan algunas tendencias que se observan en la UE, que podrían aumentar la necesidad de cultivar proteaginosas en la UE, en lugar de importarlas.
- Crecimiento de la demanda de piensos compuestos convencionales en la Unión Europea, especialmente de piensos para aves de corral y productos lácteos.
- Desplazamiento relativo de la producción ganadera convencional a Europa oriental. Esta región también tiene tierras para cultivar proteaginosas.
- Aumento de la demanda de piensos no modificados genéticamente entre los consumidores europeos. Esto podría significar un potencial de crecimiento de los piensos de primera calidad (como los libres de OGM) en la UE.
- Aumento de la demanda de alternativas a la carne en la alimentación humana. Esto significa que los cultivos proteínicos podrían cultivarse en la UE y ser utilizados por los procesadores de alimentos para convertirlos en productos alimenticios vegetarianos y/o no lácteos.
El crecimiento depende de varios factores
Los autores del informe escriben que, con la ayuda de un entorno de mercado positivo y de las medidas políticas existentes, el sector de las proteínas vegetales de la UE ha crecido de manera dinámica en los últimos años, en particular para los segmentos de piensos y alimentos de primera calidad. Con los datos disponibles actualmente, no es fácil cuantificar el dinamismo de estos segmentos en el futuro. No obstante, la evolución seguirá estando influida por los siguientes factores:
- El aumento de la competitividad relativa de las proteaginosas cultivadas en la Unión Europea frente a otros cultivos y a las proteínas vegetales de origen no comunitario, por ejemplo, mediante la disponibilidad de mejores variedades y un mejor conocimiento de las prácticas agronómicas específicas y otros aspectos del ciclo de producción
- El desarrollo de cadenas de suministro organizadas y organizaciones de productores en el sector, que permitan economías de escala, mejoras en la calidad y el etiquetado para promover los cultivos de proteínas cultivadas en la UE
- Mayor reconocimiento de la forma en que las legumbres contribuyen a los objetivos ambientales y climáticos, mediante prácticas agroecológicas como la rotación ampliada de cultivos
- Cambiar el comportamiento y las preferencias de los consumidores, incluido el reequilibrio de las proteínas vegetales frente a las proteínas animales en el consumo humano y la agricultura ecológica
- Influencia de otras políticas y debates en la sociedad sobre la producción de cultivos proteicos (por ejemplo, detener la deforestación tropical, contribuir al acuerdo climático de París, los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas, la Directiva sobre energía renovable y la estrategia europea de sostenibilidad y bioeconomía).
Fuente: Comisión Europea