La carne y los productos lácteos son responsables de la mayor parte (75%) de las emisiones de gases de efecto invernadero de la dieta de la UE, según una nueva investigación.
La producción mundial de alimentos se enfrenta a importantes e incluso contradictorios desafíos derivados del aumento de la producción de alimentos para alimentar a la creciente población y, al mismo tiempo, reducir los impactos ambientales, como las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que generan el cambio climático. Según nuevas investigaciones, se ha demostrado que el ciudadano medio de la UE tiene una huella alimentaria de 1070 kg de CO2 equivalente por año si se tienen en cuenta las emisiones de la producción, el cambio de uso de la tierra y el transporte internacional.
Emisiones directas e indirectas
La investigación, publicada en la revista Global Food Security, calculó que la carne y los productos lácteos representan más del 75% del impacto de las dietas de la UE. Esto se debe a que la producción de carne y lácteos no sólo causa emisiones directas de la producción animal, sino que también contribuye a la deforestación por la expansión de las tierras de cultivo para la alimentación, que a menudo se produce fuera de la UE. En la UE, la proporción de las importaciones del total de la oferta de alimentos y piensos de productos agrícolas y animales oscila entre casi el 70% en el caso de Malta y Luxemburgo y menos del 20% en el caso de Polonia y Rumania (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, 2017). Sin embargo, una gran parte de las importaciones se comercializa en realidad dentro de la región de la UE. La proporción de importaciones procedentes de fuera de la región de la UE es en promedio del 16% (rango 6-30%).
La carne viene de todas partes
A primera vista, la producción de alimentos parece ser sólo una pequeña parte de la huella climática de Europa: la producción de alimentos en la UE representa menos del 5% de las emisiones mundiales del sector agrícola y del uso de la tierra. Pero como los europeos también consumen productos importados de todo el mundo, la contabilización de las emisiones alimentarias de la UE basada únicamente en la producción de alimentos de la UE deja fuera una pieza importante del rompecabezas.
Impacto del comercio internacional
Los investigadores concluyen que estos resultados muestran las diferencias existentes entre las emisiones alimentarias de los países de la UE y que éstas están principalmente relacionadas con la cantidad de productos animales consumidos y las cantidades globales de alimentos consumidos. El comercio influye en las emisiones alimentarias, especialmente cuando se tienen en cuenta las emisiones derivadas del cambio de uso de la tierra, lo que da lugar a diferentes intensidades de emisión para los distintos países productores. Dado que el comercio internacional desempeña un papel cada vez más importante en el suministro mundial de alimentos, la contabilidad de las emisiones alimentarias debería tenerlo más en cuenta. Esto es importante, en particular en la planificación y orientación de las políticas de consumo, para mitigar el cambio climático y abordar los vínculos mundiales subyacentes de los factores que impulsan la deforestación.
Fuente: Sciencedaily