Las patatas, los altramuces, los cacahuetes, pero también el maíz, el trigo o la soja, todos tienen una cosa en común: contienen factores antinutricionales (ANF). Además de tener un impacto en la palatabilidad, también pueden afectar a la salud de los cerdos a través de mecanismos más complejos.
Los materiales vegetales como la soja, el maíz y el trigo son los principales componentes de los piensos para cerdos. Esto se debe a su costo relativamente bajo y a su alto valor nutritivo, que contiene aminoácidos y vitaminas, entre otros. Sin embargo, los ingredientes vegetales también pueden contener factores antinutricionales (ANF), que se producen de forma natural para proteger a las plantas contra los depredadores en su entorno natural. Estos ANF pueden tener efectos perjudiciales para el bienestar, la salud y el crecimiento de los animales, ya que alteran la ingesta de alimentos, afectan a la utilización de otros componentes del alimento o provocan incomodidad y estrés.
La reducción de la ingesta de alimentos asociada a los niveles no tóxicos de ANF suele estar motivada por una baja palatabilidad de los alimentos debido a los sabores amargos (Cuadro 1). Además de afectar a la palatabilidad y la aceptabilidad del alimento, los ANF también pueden afectar a la salud de los cerdos mediante mecanismos más complejos, como la inactivación de las enzimas digestivas, la reducción de la absorción de determinados nutrientes, vitaminas, minerales y oligoelementos, o interfiriendo en el metabolismo general, la regulación hormonal o el sistema inmunitario de los animales.
¿Se pueden eliminar los ANF amargos de los piensos para cerdos?
Los ANF se caracterizan por ser termosensibles o termoestables en cuanto a su estabilidad térmica. Los ANF termosensibles, como los inhibidores de la proteasa presentes en la soja, pueden ser eliminados por el calor. Aunque se trata de un procedimiento sencillo y eficaz, puede dar lugar a un calentamiento excesivo de los ingredientes vegetales, reduciendo así su valor nutritivo y afectando a la palatabilidad del alimento. Los ANF termoestables, como los glicoalcaloides tóxicos presentes en las patatas y los altramuces, pueden eliminarse mediante tecnologías más complejas, lo que aumenta concomitantemente los costos de los piensos. Por otra parte, algunos ANF pueden tener también efectos fisiológicos positivos en los cerdos, principalmente debido a su acción antibacteriana o antioxidante, por lo que su eliminación puede no ser siempre deseable. Sin embargo, no se comprenden del todo los efectos de las diferentes tecnologías de elaboración de piensos sobre el valor nutritivo de los ingredientes de los piensos. Por consiguiente, es importante encontrar opciones alternativas para reducir al mínimo las consecuencias negativas de los ANF en los piensos para cerdos.
Tendencias en la utilización de los ingredientes de los piensos
En la selección de los ingredientes de los piensos se utilizan diferentes criterios, entre ellos su costo, su valor nutritivo, su disponibilidad y los parámetros de sostenibilidad. En lo que respecta al costo, un ejemplo común es la inclusión de ingredientes de subproductos, como los granos secos de destilación con solubles (DDGS) y los granos secos de destilación con alto contenido de proteínas (HP-DDG), que pueden mejorar la rentabilidad de la producción porcina sustituyendo los ingredientes de alto costo. Sin embargo, esto suele dar lugar a problemas de palatabilidad, ya que ciertas fuentes que se sobrecalientan en el proceso de secado se vuelven repugnantes y pueden comprometer la ingesta en los cerdos.
En términos de valor nutritivo en relación con el costo, la soja se considera la norma de oro de la fuente de proteína para los piensos de cerdos. La proteína de la soja es rica en lisina, treonina y triptófano, que son aminoácidos que se encuentran en cantidades limitadas en el maíz, el trigo, el sorgo y la cebada. Sin embargo, los principales productores de soja se encuentran en el continente americano y existe una tendencia creciente impulsada por los gobiernos europeos, los minoristas y los consumidores, a favor de la autosuficiencia proteica en Europa. En total, 11 países europeos ya han firmado la declaración europea de la soja en apoyo de una reducción de las importaciones de soja. También hay una mayor necesidad de fuentes locales de proteínas no modificadas genéticamente que no conduzcan a la deforestación tropical y que permitan el reciclaje del exceso de nutrientes mediante el uso de estiércol como fertilizante para la producción de cultivos.
Desafíos para la sostenibilidad de las fuentes de proteínas
Dicho esto, esta nueva tendencia hacia fuentes de proteína autosuficientes y sostenibles también viene con sus desafíos:
- Eficiencia del crecimiento: La soja tiene una menor eficiencia de crecimiento en los climas europeos. Como consecuencia, la soja europea es significativamente más cara que la soja del mercado mundial.
- Especies locales: Otras fuentes de proteínas europeas como la colza, el girasol, las patatas y los altramuces pueden ser una alternativa a la soja. Sin embargo, esas fuentes de proteínas suelen tener un mayor contenido de ANF, en particular de sabor amargo, que afectan a la palatabilidad del alimento. Por ejemplo, las harinas de semillas de colza y girasol con bajo contenido de glucosinolato muestran valores de preferencia bajos y pueden disminuir la ingesta voluntaria de alimentos en los cerdos. Los lechones son particularmente susceptibles a las composiciones de alimentos que incluyen fuentes de proteína de patata y su preferencia por esta fuente de proteína disminuye con su nivel de inclusión (figura 1). Como se ha mencionado anteriormente, los ANF pueden eliminarse mediante combinaciones de diferentes técnicas, pero ello va acompañado de costos de producción notablemente más elevados.
- Almacenamiento: El hecho de ser local también significa que los productos frescos no estarán disponibles durante todo el año. El almacenamiento de las materias primas es caro y se ha demostrado que reduce la palatabilidad debido a las reacciones químicas naturales que se producen durante el período de almacenamiento. El grado de reducción de la palatabilidad depende de la fuente de proteína y del nivel de inclusión.
- Adaptabilidad a nuevas materias primas: Cada vez que la composición del alimento cambia, su palatabilidad también se ve afectada, y los cerdos necesitan adaptarse a la nueva composición de la dieta. Esto lleva tiempo y suele implicar un alto riesgo de pérdida de peso si los nuevos ingredientes del alimento tienen ANF de sabor amargo, lo que es particularmente crítico durante las etapas sensibles de crecimiento, como inmediatamente después del destete.
Figura 1 – Efecto del nivel de inclusión (0, 5, 10 y 20%) en la preferencia de las diferentes fuentes de proteína probadas en lechones en comparación con una dieta de referencia (soja 20%, arroz 60%, salvado de trigo 13%, aceite de girasol 3%, aminoácidos, vitaminas y minerales 4%).
Los cambios en el mercado mundial
Actualmente, se están produciendo cambios drásticos en los mercados mundiales en lo que respecta a los ingredientes de los piensos, a fin de producir fuentes de proteínas alternativas y autosuficientes. El cambio de fuentes de proteína disponibles y bien recibidas durante todo el año, como la soja, a fuentes más amargas, menos apetecibles y estacionales, como las patatas o los altramuces, podría dar lugar a problemas adicionales, como la falta de disponibilidad de materias primas y el aumento indeseado de los costos. Estas nuevas tendencias darán lugar a cambios más frecuentes en la composición del alimento que requerirán tiempos de adaptación más largos, con consecuencias negativas en el rendimiento de los cerdos. En conclusión, la comprensión de las propiedades de las materias primas y el desarrollo de nuevas formas universales y rentables de reducir al mínimo los efectos negativos de la presencia de compuestos amargos es esencial para una cría de cerdos sana y económicamente viable.
Referencias disponibles a petición.