Con la producción ganadera de hoy en día enfrentando la demanda de menos, o ningún, uso de antibióticos, no hay espacio para la aproximación. Las pruebas sugieren que los eubióticos pueden contribuir en gran medida a una óptima funcionalidad gastrointestinal, reduciendo la necesidad de antibióticos.
En las últimas décadas, el concepto de salud intestinal ha sido de creciente interés para los nutricionistas animales. Sin embargo, la falta de una definición clara ha reorientado los esfuerzos científicos hacia la funcionalidad gastrointestinal, definida como un estado estable en el que el microbioma y el tracto intestinal del huésped existen en equilibrio simbiótico, lo que significa que el bienestar y el rendimiento del animal no se ven limitados por la disfunción intestinal. La funcionalidad gastrointestinal abarca factores como una digestión eficaz, la ausencia de trastornos intestinales, una microbiota intestinal equilibrada y barreras químicas y físicas gastrointestinales óptimas (véase la figura 1).
Figura 1 – Estrategia para optimizar de manera sostenible la funcionalidad gastrointestinal y la productividad del ganado.
Un estado general de bienestar, un sistema inmunológico eficaz y un estado óptimo de inflamación y oxidación también están directamente relacionados con un tracto gastrointestinal saludable y están incluidos.
Es necesario adoptar un enfoque plenamente integrado, en el que las prácticas de gestión y de salud, junto con la nutrición, sean la clave del éxito. El tratamiento con antibióticos siempre será necesario cuando los animales se vean afectados por una enfermedad clínica, pero todavía hay mucho margen de mejora hacia un uso más prudente de los agentes antimicrobianos. En lo que respecta a la salud intestinal, la atención actual se ha centrado en tres parámetros clave: la microbiota, la barrera intestinal y la composición de la dieta.
Los regímenes de alimentación adaptados con ingredientes como vitaminas, enzimas, oligoelementos, tienen un papel crucial en lo que respecta a la salud intestinal, la digestibilidad y la inmunidad; especialmente cuando se trata de la nutrición en los primeros años de vida, la digestibilidad de los nutrientes o el nivel de proteínas en la dieta. No obstante, la dieta animal debe integrar eubióticos (ácidos orgánicos, probióticos, prebióticos y aceites esenciales) para optimizar la funcionalidad gastrointestinal, que actúa ya sea directamente, actuando sobre la barrera intestinal y las uniones apretadas, o indirectamente, modulando la composición de la microflora.
La eubiótica en el asiento del conductor
Los eubióticos se están haciendo cada vez más populares para satisfacer las necesidades de los consumidores que buscan alternativas a los productos cárnicos criados convencionalmente. Introducido por el DSM hace muchos años para abarcar todas estas diferentes categorías de productos, el término «eubiótico» se utiliza hoy en día a nivel mundial. No sólo son aditivos eficaces, a menudo capaces de dar una respuesta zootécnica comparable a la de los AGP, sino que también representan soluciones sostenibles, un nuevo paradigma en nutrición que resuena en toda la cadena de valor. Mientras que los ácidos orgánicos y los aceites esenciales actúan directamente sobre la modulación de la flora intestinal, lo que conduce a una mejor digestibilidad, los probióticos son notablemente capaces de mejorar la resistencia de los animales jóvenes a las enfermedades entéricas o al estrés, estableciendo, manteniendo o incluso restableciendo una flora intestinal equilibrada. Los prebióticos actúan específicamente en el intestino posterior, reduciendo indirectamente la presión de los patógenos, mejorando la morfología intestinal y modulando la respuesta inmunológica.
Es esencial comprender adecuadamente los desafíos que pueden enfrentar los productores de cerdos o aves de corral para poder proponer la combinación eubiótica más pertinente y eficiente. Su uso sincronizado en los piensos tiene un gran potencial para la futura nutrición animal. Por lo tanto, es importante que los nutricionistas tengan una visión general de su modo de acción, sus efectos simbióticos y sus limitaciones.
Prevención de la disbacteriosis en los pollos de engorde
La enteritis necrótica (EN), la enfermedad clínica aguda, la enteritis bacteriana (EB) y la EN subclínica, también llamada disbacteriosis, son los problemas de salud intestinal más importantes desde el punto de vista económico en la producción de pollos de engorde. Provocan un desequilibrio entre las bacterias comensales y las potencialmente patógenas (Clostridium perfringens, entre otras) debido a un exceso de nutrientes en el lumen, lo que provoca una interferencia de la microbiota con la mucosa y la inflamación. En consecuencia, el tracto gastrointestinal se vuelve menos funcional, lo que contribuye a una mala digestión del alimento y al rendimiento del rebaño. Desde la prohibición de la AGP en la UE, tanto la incidencia de la BE como el uso de medicamentos para tratar este problema han aumentado drásticamente.
Además de una buena nutrición y un programa anticoccidios adecuado, la industria de los pollos de engorde requiere eubióticos rentables para prevenir problemas de camada húmeda y limitar el uso de antibióticos. Es bien conocido el efecto sinérgico de ciertos ácidos orgánicos con los aceites esenciales, y ahora se utilizan ampliamente como potenciadores de la salud intestinal. Un concepto DSM basado en la combinación de compuestos específicos de aceites esenciales y ácido benzoico, Crina Poultry Plus, es particularmente eficaz para mejorar la utilización de los nutrientes y, por lo tanto, mejorar el rendimiento y reducir los tratamientos de las bandadas. Este impacto positivo se demostró en una evaluación de campo a gran escala en la que participaron unos 8 millones de aves junto con un integrador de pollos de engorde europeo (DSM, prueba inédita). El tratamiento sistemático con antibióticos durante tres días fue retirado de todos los pollitos de un día. En esas condiciones particulares el producto, que está registrado como aditivo zootécnico en Europa, logró mantener un alto nivel de productividad en comparación con otras soluciones (datos disponibles a solicitud).
Esta solución también resultó ser eficaz en la conversión de alimentos para aves y en el aumento de peso frente a los AGP, como se demostró en un estudio realizado en Brasil en 2016, donde se comparó con la avilamicina (véase la Figura 2). Las aves fueron alojadas en camadas reutilizadas para facilitar su exposición a los ooquistes de coccidia esporulados y se infectan. También se formularon dietas experimentales con alto nivel de proteína cruda para predisponer a los polluelos a la coccidios. Se optimizó la funcionalidad gastrointestinal en los pollos alimentados con el producto, registrándose una menor incidencia de lesiones de coccidiosis y de dermatitis de la almohadilla del pie. Por último, la sinergia entre los eubióticos y las enzimas específicas, como las proteasas (que evitan la fermentación del exceso de proteína en el intestino grueso) o las xilanasas (que reducen la viscosidad del intestino), también debería aprovecharse más para optimizar la digestibilidad de la dieta.
Figura 2 – Ensayo de pollos de engorde (U. Federal de Santa María, Brasil).
Siempre que se haga una selección y combinación juiciosa basada en las aplicaciones y la rentabilidad, los eubióticos pueden contribuir en gran medida a una óptima funcionalidad gastrointestinal. Este enfoque eubiótico debe enmarcarse en una estrategia de alimentación completa que incluya con precisión todos los demás componentes nutricionales críticos, incluidos los micronutrientes y las enzimas. Huelga decir que la nutrición es sólo una parte de la solución y debe integrarse en un enfoque holístico sostenible que incluya una vacunación adecuada, la gestión de las explotaciones agrícolas y la bioseguridad.
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