¿Podemos reducir con seguridad los niveles de energía en las dietas de las aves de corral?

A medida que se dispara la demanda de ingredientes de uso común en las dietas avícolas, se recurre cada vez más a ingredientes alternativos menos costosos. Para evitar el riesgo de pérdida de rendimiento de las aves, debe controlarse la proporción de energía y lisina, según una nueva investigación de Trouw Nutrition

La energía metabolizable aparente (EMA) es un sistema ampliamente utilizado en las dietas comerciales para aves de corral para describir la energía disponible procedente de los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas de los ingredientes de los piensos. En la práctica, los niveles de AME se aumentan a menudo en el período final de engorde para soportar las altas tasas de crecimiento y los bajos niveles de ingesta de alimento. Sin embargo, un contenido elevado de AME aumenta el precio de la dieta y limita la inclusión de ingredientes alternativos menos densos en energía. La simple reducción de los niveles de AME puede ayudar a reducir los costes de alimentación, pero también plantea la cuestión de si podemos mantener los niveles de rendimiento que pretendemos. Por lo tanto, para cambiar con confianza las materias primas para las aves de corral y aprovechar el uso de ingredientes alternativos en los piensos (especialmente en el periodo final de engorde), es fundamental conocer los valores nutricionales exactos y saber cómo optimizar económicamente la dieta de los pollos de engorde en lo que respecta a factores importantes para el rendimiento, como la energía, la fibra y los aminoácidos

¿Cómo compensar la falta de energía?

Para obtener más información sobre este tema, Trouw Nutrition evaluó el rendimiento de diferentes dietas con reducciones progresivas de AME, que contenían lisina digestible ileal estandarizada (SID) constante o aumentada. La lisina forma parte de los tres aminoácidos (AA) más limitantes (esenciales) para las aves de corral, e incluso es el primer AA limitante en los piensos procesados ricos en proteínas (debido a la reacción de Maillard). La lisina no puede ser sintetizada por el propio ave, por lo que debe ser suplementada en la dieta para satisfacer sus necesidades de mantenimiento y crecimiento. Los investigadores partieron de la hipótesis de que las reducciones de energía en la dieta podían compensarse con incrementos graduales de lisina, satisfaciendo así las necesidades nutritivas de las aves y consiguiendo un aumento de peso corporal con menos energía. Una segunda hipótesis era que la inclusión de más ingredientes fibrosos en la dieta aumentaría la cantidad de sustratos disponibles para las enzimas degradadoras de polisacáridos no amiláceos (NSPasas) para contrarrestar la viscosidad incremental y liberar energía.

Diferentes dietas probadas en un gran ensayo de campo

Para comprobar estas hipótesis, se realizó un ensayo de campo en Toledo (España) con 2.790 pollos de engorde (Ross 308). Se hizo un seguimiento de las aves desde el primer día hasta los 42 días de edad y se comprobó su rendimiento en las fases de arranque (0-9 días), engorde 1, engorde 2 y acabado. Todas las aves recibieron la misma dieta de arranque para favorecer el desarrollo del tracto gastrointestinal y prepararlas para digerir ingredientes más fibrosos. Al grupo de control se le formuló AME y Lys:AME según sus requerimientos. Para cada fase de alimentación, se redujo aún más la AME y se mantuvo constante o se aumentó la Lys:AME, en comparación con el control(Tabla 1). Las reducciones de AME se debieron a la inclusión de una mayor proporción de ingredientes alimentarios alternativos (como avena, cebada y harina de girasol). Al final de cada fase de producción, los investigadores calcularon la ganancia media diaria (ADG), la ingesta media diaria de pienso (ADFI) y el índice de conversión del pienso (FCR).

Efecto en los parámetros de rendimiento de las aves de corral

En cuanto al rendimiento global (0-42d), los investigadores demostraron que la alimentación con una dieta con AME reducida (pero con lisina constante) daba lugar a un aumento (esperado) del ADFI. Sin embargo, este grupo tuvo un peso corporal final (PC) más bajo, un ADG más bajo y un FCR más alto. El PC final y el GPA de las aves que recibieron incrementos graduales de lisina se vieron influidos positivamente, mientras que el RCF fue menor que en el grupo con una relación Lys:AME constante. En conjunto, estos resultados muestran que en dietas con bajo AME, la relación Lys:AME no es constante, y que ajustarla adecuadamente puede ayudar a mantener el peso corporal. El rendimiento en canal y en carne de pechuga no fue significativamente diferente entre los tratamientos. El estudio también tuvo en cuenta el consumo de pienso de las aves que recibían dietas de AME reducido. Aunque los pellets de las dietas con AME reducido eran los más duros (debido al menor contenido de aceite), su calidad era aceptable y no parecía dificultar el consumo de pienso

A medida que se dispara la demanda de ingredientes de uso común en las dietas avícolas, se recurre cada vez más a ingredientes alternativos -menos costosos- como el grano de avena, la cebada, la colza y la harina de girasol. Foto: Shutterstock
A medida que se dispara la demanda de ingredientes de uso común en las dietas avícolas, se recurre cada vez más a ingredientes alternativos -menos costosos- como el grano de avena, la cebada, la colza y la harina de girasol. Foto: Shutterstock

Considerando la influencia de las NSPasas

Es interesante mencionar aquí que, a pesar de los niveles significativamente más bajos de AME en la dieta, la ingesta calculada de AME sólo se redujo en un 5,33% y un 3,77% en las dietas con menor contenido de AME. Esto se debe a que en estas dietas bajas en AME, la ingesta de alimento de las aves fue mayor. Pero la ingesta de AME calculada no tiene en cuenta aspectos como el contenido en fibra (y el impacto asociado sobre la función digestiva) y la posible mejora de la digestibilidad de la energía debida a las enzimas de la dieta (NSPasas). Como la inclusión de materiales fibrosos en la dieta aumentaba las NSPasas, los investigadores aumentaron la cantidad de NSPasas en los tratamientos con menor AME, para desbloquear más energía de la dieta. El hecho de que no aumentaran los niveles de ingesta de pienso en los grupos con menor AME implica que el aumento del PC estaba relacionado con una mejor utilización de los nutrientes (liberación de energía a partir del material fibroso – mayor contenido de NSP) y con los niveles añadidos de lisina.

Más flexibilidad para el diseño de dietas

A medida que se dispara la demanda de ingredientes de uso común en las dietas avícolas, se recurre cada vez más a ingredientes alternativos menos costosos. Para hacerlo con eficacia, es preciso modificar y afinar las estrategias nutricionales a fin de garantizar un alto rendimiento de las aves y un bajo coste de los piensos. El estudio presentado aquí -centrado en la reducción progresiva del contenido de AME y en el ajuste adecuado de la relación Lys:AME- puede ser una estrategia nutricional eficaz que facilite la inclusión de ingredientes alternativos en los piensos, como materias primas con mayores cantidades de fibra dietética total (FDT). Además, este estudio indicó que cuando se suministran mayores cantidades de TDF, las NSPasas pueden convertirse en herramientas eficaces para contrarrestar los efectos perjudiciales. Por último, un mayor uso de ingredientes y coproductos fibrosos alternativos (locales) en los piensos favorece la sostenibilidad y la circularidad en su capacidad de reducir el impacto de carbono de los piensos y las prácticas ganaderas de las aves de corral. En este estudio, el impacto global del carbono de las dietas bajas en AME se redujo en un 9% en comparación con las dietas de control altas en AME. Esto permitirá a los nutricionistas disponer de más flexibilidad de ingredientes para diseñar dietas y optimizar el rendimiento avícola, la rentabilidad de las explotaciones y la sostenibilidad

El artículo completo sobre este estudio, realizado por Wilfredo Mansilla, Jorge Moreno-Rubio, Fernando Sevillano-Quintero, Saritha Saraswathy y Ana I. García-Ruiz, se publicó en Poultry Science y puede consultarse aquí