Los científicos afirman que la magnitud de la pérdida y el desperdicio de alimentos en el mundo exige una revisión a fondo de las economías y las cadenas de suministro alimentario para reducir la inseguridad alimentaria, la carga medioambiental y las pérdidas económicas.
Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos y mejorar el acceso y la distribución para alimentar a las personas hambrientas son las máximas prioridades, pero la red está en convertir la energía y los nutrientes de los materiales de desecho alimentario en piensos para promover más alimentos al tiempo que se recuperan recursos y se reducen las pérdidas medioambientales.
Afirman que los gobiernos de Japón, Corea del Sur y Taiwán han liderado este campo, desarrollando leyes, normativas, incentivos económicos, subvenciones e infraestructuras para exigir la recogida y el reciclaje de todas las fuentes de residuos alimentarios y promover la conversión de una elevada proporción -hasta el 65%- en piensos seguros para animales.
Tratamiento térmico: muy eficaz en Japón
El requisito de tratamiento térmico obligatorio de los residuos de alimentos ha sido extremadamente eficaz en Japón, donde no se han producido brotes de enfermedades asociados a la alimentación de animales con residuos de alimentos tratados térmicamente durante los últimos 20 años, gracias a un sistema de evaluación y certificación en varias fases, bien diseñado y subvencionado por el gobierno, que exige el cumplimiento estricto de las condiciones de tratamiento térmico requeridas para evitar problemas de seguridad de los piensos relacionados con la transmisión de enfermedades animales.
Existencia de leyes y reglamentos excesivos
Muchos países cuentan con amplias leyes y normativas destinadas a prevenir la transmisión de enfermedades animales, como la EEB, pero las de EE.UU. y la UE son demasiado restrictivas, afirman, basándose en la tecnología actual de tratamiento térmico y los sistemas de control disponibles. Como consecuencia, sólo entre el 5% y el 10% de los residuos alimentarios disponibles se utilizan en la alimentación animal.
China: Nuevas iniciativas gubernamentales prometedoras
En China, a pesar de las dificultades para controlar el virus de la peste porcina africana, las nuevas iniciativas gubernamentales resultan prometedoras para desarrollar directrices, infraestructuras y procesos que permitan desviar más de 350 millones de toneladas anuales de residuos alimentarios hacia piensos seguros.
China está implantando un sistema bien diseñado de conversión de residuos alimentarios en piensos para reducir la contaminación ambiental y depender menos de las importaciones de harina de soja, a pesar de los problemas que sigue planteando la PPA.
Reciclaje de residuos de piensos para la alimentación animal: Alto valor pero infrautilizado
El estudio, dirigido por Gerald Shurson, del Departamento de Ciencia Animal de la Universidad de Minnesota, concluye que reciclar los residuos alimentarios para convertirlos en piensos es una práctica de gran valor pero muy infrautilizada que supondría una diferencia real en la huella ambiental global.
No todos los residuos son aptos para la alimentación animal
Sin embargo, reconoció que no todas las fuentes de residuos alimentarios son adecuadas para su uso en piensos debido a su seguridad, contenido de humedad y composición y variabilidad nutricional. Sin embargo, en caso de ser inaceptables, podrían destinarse a la producción de harinas de insectos para su posterior uso en piensos.
Tecnología de tratamiento térmico
Según el estudio, la tecnología actual de tratamiento térmico utilizada en la industria alimentaria y de piensos ha demostrado su eficacia con todos los parásitos, bacterias patógenas y virus, excepto los priones asociados a la transmisión de la EEB en rumiantes y de la PPA en cerdos, cuando los subproductos animales se tratan térmicamente durante los procesos comerciales de transformación.
Sistemas de trazabilidad
En las industrias de piensos de muchos países ya existen sistemas de trazabilidad y segregación para evitar la contaminación cruzada y la alimentación de rumiantes con subproductos derivados de rumiantes, que también pueden aplicarse a otras fuentes de residuos alimentarios de alto riesgo.
El estudio, titulado «Rules are meant to be broken – Rethinking the regulations on the use of food waste as animal feed», se publica en el número de diciembre de la revista Resources, Conservation and Recycling.