Si los países del G7 deciden prohibir la totalidad de las exportaciones a Rusia, Moscú recurrirá a medidas espejo y pondrá fin al Grain Deal, escribió en su canal de Telegram el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev.
Bloomberg informó de que Estados Unidos ha presentado recientemente una propuesta de prohibición casi total de las exportaciones a Rusia. Financial Times, citando su propia fuente, reveló que la UE y Japón han hecho retroceder la idea, pero aún se está debatiendo. Es probable que la decisión se tome en la próxima reunión del G7 en Hiroshima el mes que viene.
Temores persistentes sobre la iniciativa del Mar Negro
En los últimos meses, otros funcionarios del gobierno ruso han expresado su creciente descontento con el acuerdo sobre los cereales ucranianos. El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, ha advertido recientemente de que Rusia podría abandonar la Iniciativa de Cereales del Mar Negro, alegando que el acuerdo era unilateral, ya que los fertilizantes rusos no habían podido transitar de la misma forma que los cereales ucranianos.
Lavrov exigió que el Banco Agrícola Ruso, o Rosselkhozbank, volviera al sistema bancario SWIFT. Se cree que las sanciones contra Rosselkhozbank son una de las más dolorosas para la agricultura rusa, ya que solía compensar la mayoría de las transacciones entre los agricultores rusos y sus clientes y proveedores extranjeros.
El embargo afectará a la agricultura rusa
Al parecer, la propuesta original de EE.UU. contemplaba permitir la exportación a Rusia sólo de unas pocas categorías de productos básicos, entre ellos alimentos y productos agrícolas.
Es poco probable que el embargo del G7 afecte mucho a la economía rusa, según declaró a la publicación local Agroinvestor Georgy Ostapkovich, director de un centro de estudios de mercado dependiente de la Escuela Superior de Economía de Rusia.
Aun así, Rusia depende en gran medida de las importaciones de algunos insumos occidentales, por ejemplo semillas. Algunas de ellas proceden de Francia, pero en volúmenes relativamente pequeños. La agricultura rusa sólo podría sentir el aguijón de las sanciones si la UE decidiera sumarse al embargo del G7, dijo Ostapkovich. Por ejemplo, los agricultores rusos importan semillas de los Países Bajos, que no es miembro del G7.
Además, Rusia también importa casi el 90% de los aditivos para piensos, algunos de los cuales siguen procediendo de Europa, aunque durante el año pasado el país pasó en gran medida a importar de Asia.
La importación paralela es un argumento
Por otro lado, expresó su confianza en que ninguna sanción pueda «prohibir la economía», y que las empresas rusas acaben encontrando la manera de abastecerse de los insumos necesarios en terceros países, incluso mediante una importación paralela.
Sin embargo, Ostapkovich está convencido de que Rusia no abandonará el Acuerdo sobre los cereales. Recordó que la última vez que Rusia advirtió sobre la posibilidad de poner fin al Grain Deal, Turquía suspendió la reexportación a Rusia de productos occidentales en el marco de un régimen de importación paralelo, lo que, según él, para Rusia «es arriesgado».