Solanum glaucophyllum : La historia de una planta especial

Los fitógenos representan una vía prometedora para fomentar la nutrición y el bienestar sostenibles de los animales. Aprovechar todo su potencial exige un conocimiento exhaustivo de los metabolitos vegetales, el cultivo de las plantas, la fisiología animal y los principios de formulación de los piensos.

Todas las plantas producen muchos compuestos diferentes como parte de su metabolismo normal. Éstos se dividen arbitrariamente en metabolitos primarios y secundarios. Los metabolitos primarios son necesarios para funciones básicas como el crecimiento, el desarrollo y la reproducción. Los metabolitos secundarios desempeñan un papel importante en los mecanismos de defensa de las plantas y se producen en respuesta a factores de estrés ambiental como la radiación UV, los patógenos o los herbívoros. Estos metabolitos versátiles también se conocen como fitógenos, botánicos o ingredientes alimentarios de origen vegetal. En los últimos años se les ha prestado gran atención como alternativas a los antibióticos tradicionales y a los promotores del crecimiento en la producción ganadera. El uso de fitógenos pretende mejorar la salud y el rendimiento de los animales mediante complementos naturales de los piensos.

Principales beneficios de los fitógenos en la ganadería:

1. Mejora de la función digestiva: Los fitógenos pueden mejorar la función gastrointestinal estimulando la secreción de enzimas digestivas y mejorando la absorción de nutrientes.

2. Actividad antimicrobiana natural: Muchos compuestos fitogénicos tienen propiedades antimicrobianas que ayudan a controlar el crecimiento de bacterias patógenas en el tracto gastrointestinal, reduciendo el riesgo de trastornos intestinales.

3. Mejora del crecimiento: Al favorecer una mejor utilización de los nutrientes y una función inmunitaria óptima, los fitógenos pueden contribuir a mejorar las tasas de crecimiento, la eficiencia de conversión de los alimentos y el rendimiento general del ganado.

4. Reducción del impacto medioambiental: Los fitógenos ofrecen un enfoque sostenible de la producción ganadera al reducir la necesidad de aditivos sintéticos como los antibióticos, que pueden contribuir a la resistencia a los antibióticos y a la contaminación ambiental. Además, una mejor utilización de los nutrientes reducirá su excreción y el impacto medioambiental.

5. Mejora de la calidad de la carne: Se ha demostrado que ciertos compuestos fitogénicos influyen positivamente en parámetros de calidad de la carne como la terneza, el sabor y la vida útil, a través de sus efectos antioxidantes.

A pesar de sus beneficios potenciales, la eficacia de los fitógenos puede variar en función de factores como la especie, el origen, la parte de la planta, el método de extracción, la dosis y la formulación. Todos estos factores requieren un conocimiento profundo del origen de la planta en el campo, el tipo y la cantidad de principios activos y, por último, sobre su efecto en el animal para lograr resultados óptimos.

El viaje de Solanum glaucophyllum

S. glaucophyllum es la planta en la que Herbonis ha centrado su investigación y desarrollo durante las dos últimas décadas. Como ocurre con la mayoría de los fitógenos, las propiedades especiales de S . glaucophyllum se conocen desde hace mucho tiempo. La gente ha utilizado la planta desde la antigüedad para el tratamiento de afecciones de salud como la fiebre y ciertas afecciones inflamatorias. Por otra parte, era temida por los ganaderos, debido a los signos clínicos de calcificación que mostraba el ganado tras pastar en zonas donde esta planta crecía en grandes cantidades. Hoy sabemos que estos síntomas se debían a la ingestión de cantidades excesivas de 1,25-dihidroxicolecalciferol glicosilado (G-1,25(OH)2D3).

Es habitual que las plantas almacenen sus metabolitos secundarios en forma de glucósidos. El tipo y número de azúcares varía. Esto depende de la propia planta, pero también de las condiciones de procesado, recolección y secado, entre otros factores. En S. glaucophyllum descubrimos más de 10 unidades de azúcar unidas a la aglicona(Figura 1). La elevada glicosilación característica de S. glaucophyllum actúa como una capa protectora, garantizando la estabilidad de la molécula en condiciones de almacenamiento y procesado. En el tracto digestivo animal, las enzimas rompen esta capa protectora y liberan la aglicona activa 1,25(OH)2D3, que se absorbe y puede ejercer sus efectos fisiológicos.

Figura 1-1,25-Dihidroxicolecalciferol con el patrón glicosídico propuesto (G-1,25(OH)2D3) simplificado.

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Control de calidad y beneficio para los animales

Para explicar los efectos de la G-1,25(OH)2D3, es necesario conocer algunos antecedentes: Se sabe que la exposición a la luz solar produce vitamina D3. Sin embargo, antes de que la vitamina D3 sea metabólicamente activa, son necesarios dos pasos de activación enzimática en el organismo. El primer paso, que tiene lugar en el hígado, implica la formación de 25(OH)D3. Su nivel en sangre se utiliza para determinar el estado de vitamina D3 del organismo. Sin embargo, la 25(OH)D3 no es bioactiva y requiere una activación enzimática adicional para formar 1,25(OH)2D3, que tiene lugar principalmente en los riñones. Estos procesos de activación pueden verse alterados por la inflamación, la micotoxicosis, los trastornos metabólicos o el envejecimiento, lo que da lugar a una deficiencia secundaria de vitamina D3.

De las pocas plantas que producen G-1,25(OH)2D3, S . glaucophyllum contiene la mayor concentración de esta molécula. Al principio, Herbonis recolectaba S. glaucophyllum en su hábitat natural y observó una gran variabilidad en el contenido de G-1,25(OH)2D3 y en la calidad del producto. Hoy Herbonis cultiva una variedad seleccionada de S . gla ucophyllum en condiciones de cultivo controladas. Este viaje de más de 15 años se emprendió de acuerdo con el Convenio sobre la Diversidad Biológica. Se ha dedicado mucho tiempo a encontrar las condiciones óptimas del suelo, evaluar los efectos del microambiente y optimizar las condiciones de recolección y secado. Al final, este trabajo culminó en la variedad protegida «Hervit 153»(Figura 2).

Figura 2- Solanum glaucohyllum ˈHervit 153ˈ.

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Como ya se ha mencionado, los glucósidos de la G-1,25(OH)2D3 se escinden en el tracto intestinal antes de su absorción. Una vez absorbido, el 1,25(OH)2D3 libre muestra los mismos efectos que la molécula producida endógenamente, mientras que cualquier exceso se inactiva en el organismo.

Aparte de los conocidos efectos sobre el calcio, la 1,25(OH)2D3 muestra otros efectos como la inmunomodulación y la implicación en el metabolismo muscular, como se ha demostrado en varios ensayos con pollos de engorde. Allí, la adición dietética de G-1,25(OH)2D3 de S. glaucophyllum, por ejemplo, redujo la incidencia de necrosis de la cabeza del fémur.

Los fitógenos marcan el futuro de la ganadería

En conclusión, los fitógenos representan una vía prometedora para fomentar la nutrición y el bienestar animal sostenibles. Sin embargo, para aprovechar todo su potencial es necesario conocer a fondo los metabolitos de las plantas, su cultivo, la fisiología animal y los principios de formulación de los piensos. Si aprovechamos los conocimientos científicos, la innovación tecnológica y los esfuerzos de colaboración, podremos liberar el poder transformador de los fitógenos para configurar el futuro de la ganadería hacia un paradigma más sostenible y resistente.