inalve produce microalgas marinas en biopelícula en un intento de ofrecer proteínas nutritivas y sostenibles e ingredientes funcionales que favorezcan la salud y el rendimiento de los animales. Su director general y cofundador, Christophe Vasseur, nos cuenta más.
Fundada en 2016, la empresa francesa de biotecnología inalve produce microalgas marinas en biopelícula para abastecer a fabricantes de piensos y acuicultores. Según su director general y cofundador, Christophe Vasseur, doctor en biología marina, la sostenibilidad es la clave de su empresa: «El objetivo de nuestra empresa es producir ingredientes de piensos altamente funcionales para alimentar a los animales de forma más sostenible y natural», afirma. «Al observar las microalgas marinas desde la perspectiva de un biólogo marino, supe que eran una parte importante de la cadena alimentaria marina: todo el océano depende de la nutrición que proporcionan, y sus beneficios para la salud actúan a lo largo de toda la cadena alimentaria», añade. «Es un reto cultivar microalgas, pero tienen un enorme potencial, y queríamos abordarlo a nivel industrial».
Microalgas marinas producidas con la mínima huella de carbono
Las microalgas marinas son sostenibles en más de un sentido, explica Vasseur: «El 50% del oxígeno que respiramos procede de las microalgas marinas, tienen un enorme impacto a escala mundial. Las producimos con una huella de carbono mínima», explica. El oxígeno generado por el cultivo de microalgas marinas contribuiría aún más a la sostenibilidad del producto. Sin embargo, la empresa se enfrenta a algunos retos, también en este sentido: «Tenemos que calcular e indicar cuidadosamente la sostenibilidad de nuestro producto».
Las microalgas marinas tienen menosCO2
«Al comparar nuestro producto con las fuentes de proteínas disponibles, como la harina de soja y la harina de pescado, descubrimos que nuestro producto tiene un impacto 4 veces menor en las emisiones de CO2 que la harina de pescado, y generamos 9 veces menos CO2 que el que se genera en la producción de harina de soja», explica Vasseur. Su empresa, explica, se centra además en los retos que plantean los recursos limitados del mundo: «Nosotros, como humanos, tenemos que dejar de cosechar: para producir 1 kg de harina de pescado, hay que recoger peces del mar; esto no es sostenible, y los océanos están sobreexplotados». La comprensión de estos retos es la base de nuestra empresa, y nuestro objetivo es afrontarlos sustituyendo la harina de pescado y de soja por microalgas marinas», afirma.
¿Cuál era el reto?
«Nuestro mayor reto en este sentido fue demostrar que las microalgas funcionan, y luego determinar cómo podemos producir microalgas marinas en el volumen adecuado, al precio correcto y con un enfoque constante en la sostenibilidad. También debemos considerar cuidadosamente cómo nos comparamos con los demás: nuestros ingredientes no sólo deben ser nutritivos, sino también muy funcionales, por lo que tenemos que demostrar que nuestro producto es tan nutritivo como la harina de pescado en términos de digestibilidad. Las microalgas marinas proporcionan una proteína similar a la de los animales, procedente de una planta, con un efecto inmunomodulador demostrado».
Las microalgas marinas en biopelícula, un nicho de mercado
Vasseur y su equipo se esfuerzan por demostrar la valía de su producto, pero Vasseur subraya: «Ofrecemos nuestro producto en Europa, pero sigue siendo un nicho de mercado, que produce a una fracción de su capacidad. Estamos evaluando nuestras posibilidades más adelante con socios industriales», afirma. Al igual que otros, inalve también se enfrentó a los retos de Covid-19: «Modificamos nuestro trabajo diario y nuestro plan de trabajo, lo cual fue muy extraño, ya que somos una empresa muy ágil. Cuando eres un grupo internacional, cambiar de dirección es un reto difícil, se necesita mucho esfuerzo para adaptarse a esta nueva situación», dice Vasseur. Sin embargo, la empresa consiguió alcanzar su objetivo global para 2020: «Nuestro objetivo era crear una granja piloto en Niza, en el sur de Francia, una primicia mundial que ya está en marcha».
Covid no alteró el objetivo de la empresa
Vasseur concluye diciendo que, aunque Covid-19 afectó a su empresa, no cambió el objetivo de la misma: «Para 2022, entraremos en la fase de demostración para mostrar al mundo que podemos producir en el volumen y el nivel de sostenibilidad que pretendemos a nuestro precio. Más allá de Europa, vemos nuestro próximo potencial en Norteamérica y estamos recaudando fondos.»