Como parte de las soluciones de ganadería inteligente, un nuevo dispositivo de bolo ayuda a los ganaderos lecheros a aumentar el rendimiento de la producción con inversiones moderadas. Un grupo de científicos del Instituto de Microdispositivos y Sistemas de Control de Rusia ha desarrollado un bolo que cuesta 25.000 rublos (400 dólares) por unidad.
Durante una serie de pruebas, el sistema de granja inteligente, centrado sobre todo en vigilar la salud intestinal y la eficacia de la alimentación, mostró un aumento de las ganancias de leche, que fueron de 2-3 litros por vaca de media. Al igual que otros dispositivos similares disponibles actualmente en el mercado, el bolo desarrollado por los científicos rusos controla los niveles de pH, temperatura, hidratación, etc. «La monitorización de la bebida es sólo una pequeña parte de la funcionalidad de la granja inteligente y, por supuesto, no puede dar una imagen completa [de la salud de la vaca]. Pero esta parte muestra claramente la utilidad del bolo en una granja. Por ejemplo, el sistema puede detectar cuando una vaca bebe y crea una alerta si sólo ha ocurrido dos veces en el día, el nivel normal para que una vaca beba es de 5 a 6 veces al día. [Si sólo ha bebido dos veces, por la tarde la vaca estará deshidratada, lo que reducirá la producción de leche por la mañana», explica Vladimir Zhmylev, uno de los autores del estudio, «el sistema indica cuándo el animal no bebe lo suficiente, lo que da un motivo para que se le haga un control», añade. La cápsula mide 140 mm de longitud, hasta 40 mm de diámetro y pesa sólo 250 gramos. La vaca se la traga fácilmente y permanece en el intestino durante toda su vida. La herramienta podría reducirse para hacerla más versátil y económica.
Nuevas opciones
La granja Blagodatnoe, en la región rusa de Jabarovsk, es una de las primeras en utilizar la nueva tecnología de bolo. Al igual que otras explotaciones de esta parte del país, Blagodatnoe lucha por hacer más eficaz su cabaña lechera: «En nuestras condiciones, una vaca proporciona 25 litros de leche. Para nuestra región [Extremo Oriente], es una buena cifra. Sin embargo, los mismos animales en el centro del país darían 50 litros de leche con una alimentación equilibrada», afirma Oleg Borisov, presidente de Blagodatnoe. La empresa se esfuerza mucho por alcanzar el nivel de la Rusia europea, aprovechando las nuevas tecnologías. Mediante el uso de bolos, la dirección de Blagodatnoe espera averiguar qué factores contribuyen a aumentar las ganancias de leche. Además, en colaboración con científicos locales, la granja puso en marcha un experimento que hacía sonar música clásica a las vacas durante la alimentación. Con la ayuda de bolos, la empresa pretende rastrear cómo diversos factores ambientales, como la música clásica, el cambio de iluminación y la temperatura, podrían influir en las condiciones del tracto gastroentérico. Algunos estudios han demostrado que el estrés y la relajación podrían desempeñar un papel esencial en la salud intestinal de las vacas, al igual que en los humanos. Aún está por ver si es así. Sin embargo, ya se han visto algunos resultados de la utilización de los nuevos bolos: «El beneficio más importante es que las vacas ya no necesitan inspecciones diarias por parte de un veterinario», afirma Borisov, que añade que los bolos están integrados en un innovador sistema de granja basado en IA, que analiza los datos de un conjunto de sensores para tener una visión completa de la salud de cada vaca: «Los pasaportes electrónicos de cada vaca y los indicadores de rendimiento de cada empleado se almacenan en la nube. La IA también distribuye las tareas del día», añade Borisov.
Enfoques inteligentes
Se cree que los elevados costes son el principal factor que impide el uso de bolos entre los ganaderos lecheros. La tecnología no invasiva de monitorización de la salud intestinal importada más barata costaba en Rusia al menos 35.000 rublos (650 dólares) por unidad. En la actualidad, es probable que esta cifra sea superior, ya que el suministro de nuevas tecnologías de los países occidentales a Rusia ha disminuido a raíz de las sanciones impuestas por la Unión Europea debido a la guerra de Ucrania. Estos factores hacen que los sistemas de control de la salud intestinal resulten inasequibles para la mayoría de los productores lácteos rusos, sobre todo teniendo en cuenta que la tecnología sigue siendo nueva, está poco explorada y hay poca confianza en que la inversión acabe dando sus frutos. Por otra parte, la rentabilidad de la ganadería lechera rusa sigue siendo baja, y el periodo de amortización de los nuevos proyectos puede ser de 15 a 20 años. Esto hace que los productores de leche rusos sean más bien conservadores. La mayoría son cautos a la hora de adoptar nuevas tecnologías. Sin embargo, los científicos rusos calcularon que su bolo sería al menos un 20% más barato que las tecnologías importadas. Además, los científicos creen que el aumento de la producción podría reducir aún más el precio de los bolos. Esto podría ocurrir si la agricultura inteligente se generaliza. Hasta ahora, sólo un puñado de granjas de todo el país han invertido en soluciones inteligentes. Los científicos también creen que los bolos podrían ofrecer los mejores resultados si se utilizaran junto con videovigilancia y otros sensores. Ya han enseñado a la IA a cruzar datos recogidos de varias fuentes para diagnosticar en fases tempranas diversos estados de salud de las vacas: «El algoritmo de procesamiento de datos se basa en la monitorización continua de un número bastante elevado de parámetros: temperatura, actividad física, soplos cardíacos, acidez. Estos parámetros se recogen en tiempo real, basándose en los modelos matemáticos desarrollados y las dependencias obtenidas. Permiten detectar en una fase temprana toda una serie de enfermedades y desviaciones en la dieta», concluye Dmitry Pavkin, uno de los autores del estudio.