El coronavirus (Covid-19) ha dejado claro lo perjudiciales que pueden ser las enfermedades infecciosas para nuestra sociedad y economía. Las empresas de la industria de la alimentación recibieron anteriormente este desagradable mensaje de la peste porcina africana (PPA). Por lo tanto, ha llegado el momento de reflexionar sobre el papel que desempeña el sector de los piensos en la bioseguridad.

El año pasado hicimos una visita a la fábrica de piensos del Grupo CP en Wuhan, China, con una delegación internacional. Pero antes de que pudiéramos entrar en la fábrica, nos dieron ropa protectora y tuvimos que pasar por una cabina de vapor desinfectante. Frente a la puerta de entrada, un camión de CP, que acababa de regresar de una entrega a un granjero y estaba siendo completamente limpiado y desinfectado.

Se trata de procedimientos normalizados que forman parte de la política de la PC contra la PPA. También tienen el efecto deseado. Durante la visita, la empresa informó de que se veía considerablemente menos afectada por la PPA que otras empresas. Podemos llamar a esto un logro, ya que la enfermedad tiene un gran impacto en el sector alimentario internacional. Por ejemplo, la producción de piensos en China cayó más de un 10% el año pasado.

Bioseguridad

Las empresas que quieran armarse contra las consecuencias de la PPA harían bien en consultar los manuales de las organizaciones de su sector. Aunque el plan de certificación de BPF+ no tiene en su ámbito de aplicación la bioseguridad, sí contiene instrumentos útiles para la evaluación de riesgos de conformidad con el APPCC y medios para aplicar medidas de precaución y control.

Es bueno darse cuenta de que las enfermedades virales no sólo se propagan a través de los animales y el contacto con los agricultores. Los virus pueden propagarse con la misma facilidad a través de los visitantes de su empresa o a través de sus camiones que entregan alimentos a las granjas de ganado. Las recientes publicaciones sobre la posibilidad de que las materias primas para la alimentación animal puedan ser también portadoras de virus requieren una vigilancia y una atención extra en el proceso de producción.

Por consiguiente, es importante invertir seriamente en garantizar la seguridad biológica, también (y tal vez especialmente) en los períodos en que no hay enfermedades. Por ejemplo, considere una política de admisión: ¿quién puede entrar en su empresa, a qué tiene acceso y qué medidas de higiene le pide? ¿Cómo es el régimen de limpieza y desinfección de sus camiones: parcial o completamente, por ejemplo, incluye los pasos de rueda?

Llamada de atención

No hay respuestas preparadas y, de hecho, tales medidas tienen un gran impacto en sus operaciones comerciales. Pero el impacto de las enfermedades virales, sin embargo, es inmenso. Lo vemos ahora con la PPA, y también con la gripe aviar y por supuesto con todas las medidas relativas al coronavirus. En resumen, razones más que suficientes para tomar la bioseguridad en serio.

Como esquema de certificación para la alimentación, consideramos nuestro papel en situaciones como éstas. Los virus y las enfermedades nunca pueden ser completamente erradicados. Trabajemos juntos al menos para asegurarnos de que estamos óptimamente preparados para prevenir o al menos minimizar los daños económicos a todas las partes de la cadena.

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