Detección de amenazas ocultas para la seguridad de los piensos

Las nuevas micotoxinas emergentes carecen de regulación, pero su presencia en los piensos va en aumento. Las micotoxinas enmascaradas eluden la detección convencional. Cada vez se conocen mejor sus repercusiones en la seguridad de piensos y alimentos.

Los hongos son omnipresentes y las micotoxinas aparecen en productos agrícolas de todo el mundo y, dependiendo de la especie y la cantidad, pueden tener graves repercusiones en los ingredientes de los piensos. El crecimiento de los hongos y su capacidad para producir micotoxinas dependen en gran medida de diversos factores relacionados con la especie fúngica, el cultivo y factores climáticos, medioambientales y agrotécnicos. Además, las especies de moho, por ejemplo Fusarium, difieren en el espectro de toxinas producidas, existiendo diferentes potenciales toxigénicos dentro de una misma especie. Basándose en estos hechos, está ampliamente aceptado que los piensos contaminados de forma natural en el campo podrían contener muchas micotoxinas diferentes.

Aunque existen más de 1.000 toxinas y metabolitos de hongos, sólo unos pocos tienen niveles máximos legales o recomendados en la mayoría de las jurisdicciones. El término «micotoxinas emergentes» no está claramente definido. Uno de los primeros artículos en utilizar este término, publicado en 2008, se refería a unas pocas categorías de metabolitos de Fusarium : fusaproliferina (FP), beauvericina (BEA), enniatinas (ENNs) y moniliformina (MON). Más recientemente, las micotoxinas emergentes se definieron como «micotoxinas que no se determinan de forma rutinaria ni se regulan legislativamente; sin embargo, la evidencia de su incidencia está aumentando rápidamente». Según esta definición, muchos más metabolitos fúngicos con toxicidad conocida, o al menos sospechada, entrarían en la categoría de micotoxinas emergentes.

Impacto de las micotoxinas emergentes

Nuevas investigaciones sobre las micotoxinas emergentes más comunes en alimentos y piensos indican que pueden aumentar la susceptibilidad de los animales a las enfermedades. Un estudio sobre el efecto de los metabolitos derivados del Fusarium en la integridad de la barrera analizó el perfil toxicológico de metabolitos derivados del Fusarium, como las enniatinas, la beauvericina, la apicidina y la aurofusarina. Se midieron sus efectos sobre la función de barrera intestinal de células epiteliales porcinas intestinales diferenciadas (IPEC-J2) durante 72 horas. La resistencia eléctrica transepitelial (TEER), un indicador de la integridad de la barrera intestinal, se midió a intervalos de 24 horas, seguidos de una evaluación de la viabilidad celular mediante el ensayo del rojo neutro (NR). Las enniatinas A, A1, B y B1, la apicidina, la aurofusarina y la beauvericina redujeron significativamente la TEER(Figura 1).

Figura 1 – Efecto de la apicidina, la aurofusarina, la beauvericina y las enniatinas sobre la TEER y la viabilidad de los IPEC-J2 diferenciados. La TEER se midió a las 24, 48 y 72 h. Tras la medición final de la TEER, se determinó la viabilidad mediante el ensayo NR.

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Gestión del riesgo de micotoxinas enmascaradas

Las micotoxinas enmascaradas se producen de forma natural en las plantas o durante el procesado y no son detectables inmediatamente por los métodos analíticos rutinarios utilizados para las pruebas de micotoxinas. Las micotoxinas enmascaradas suelen crearse cuando las micotoxinas se unen a componentes de la planta o a otras moléculas. Cuando el hongo infecta la planta, produce micotoxinas, por ejemplo, deoxinivalenol (DON). El mecanismo de defensa de la planta para contrarrestar los efectos tóxicos de esta sustancia consiste en conjugar una molécula de azúcar con la micotoxina, dando lugar a una nueva forma denominada «micotoxina enmascarada», por ejemplo DON-3-glucósido, que deja de ser tóxica para la planta. Sin embargo, cuando estas micotoxinas enmascaradas se ingieren o se someten a determinadas condiciones, pueden liberarse y volver a convertirse en toxinas activas. El DON-3-glucósido, presente en el trigo, el maíz, la cebada y la malta, es una forma enmascarada del deoxinivalenol asociada al rechazo de alimentos y a la inmunodepresión.

Figura 2 – Muestras positivas [%] para metabolitos presentes en más del 10% de las muestras de maíz analizadas (la barra verde indica la micotoxina enmascarada DON-3-Glucoside). Punto de corte para todos los metabolitos 1 ppb (excepto para las aflatoxinas 0,5 ppb).

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El sólido programa de I+D de dsm-firmenich ayuda a proporcionar a la industria de proteínas animales innovaciones continuas en el campo de la gestión de riesgos de micotoxinas, como el programa Spectrum Top 50 basado en LC-MS/MS que puede detectar esas micotoxinas enmascaradas y emergentes en materias primas y piensos acabados. Si se observan los datos del maíz de 2020-2023, el 56 % de 2516 muestras dieron positivo en DON-3-glucósido, con un nivel medio de 137 ppb(Figura 2). Es importante comprobar los piensos y alimentos en busca de micotoxinas enmascaradas y emergentes para obtener una imagen más completa de la carga tóxica que puede perjudicar la salud y el rendimiento de los animales. Las metodologías avanzadas de detección, como la LC-MS/MS, son herramientas útiles para fundamentar nuestra comprensión científica de la investigación de las micotoxinas y la gestión de riesgos.

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