El cambio climático afecta cada año un poco más a las cosechas de cereales, con contaminaciones inesperadas de micotoxinas que ponen en tela de juicio nuestros conocimientos básicos sobre las micotoxinas. Estas evoluciones subrayan la necesidad de agilidad en la gestión del riesgo de micotoxinas, para minimizar el impacto en la salud y el rendimiento de los animales.
La producción de micotoxinas se deriva de una interacción tripartita entre el patógeno (moho), el huésped (plantas) y el medio ambiente. Aspergillus, Penicillium y Fusarium son los principales géneros toxinógenos, pero no todas las especies y cepas producen micotoxinas, y cuando lo hacen, pueden producir diferentes. Las plantas tienen diferentes sensibilidades a los mohos y las micotoxinas. Por lo que respecta a los piensos, el maíz y sus derivados (ensilado, DDG, harina de gluten de maíz) son los que presentan mayor riesgo, mientras que los cereales pequeños, como el trigo y la cebada, presentan un riesgo más leve. Las condiciones ambientales son el tercer factor que influye en la producción de micotoxinas. Las condiciones óptimas para el crecimiento de mohos (humedad, temperatura) combinadas con cualquier factor de estrés, como parásitos, cambios climáticos bruscos o la presencia de otros mohos, pueden dar lugar a la producción de micotoxinas. La combinación de estos diferentes parámetros determina el tipo y la cantidad de micotoxinas producidas. La comprensión de estas interacciones y el uso de bases de datos sobre la aparición de micotoxinas permiten desarrollar herramientas de predicción y evaluar los patrones de aparición. Los patrones globales de aparición están bien definidos, con, por ejemplo, un mayor riesgo de tricotecenos (DON, toxinas T-2/HT-2) en el hemisferio norte, y un mayor riesgo de fumonisinas y aflatoxinas en las regiones del sur, más cálidas. A nivel local, las condiciones climáticas, las prácticas de cultivo, las variedades vegetales, etc., son factores que influyen en el riesgo de micotoxinas y que, por tanto, pueden desviarse significativamente de las tendencias mundiales. Por tanto, es necesario analizar los cereales y los piensos a escala local para gestionar adecuadamente el riesgo de micotoxinas.
Figura 1 – El cambio climático influye en la contaminación por micotoxinas y obliga a ser ágiles en la gestión del riesgo de micotoxinas.
Cambios climáticos mundiales
En lo que respecta a los cambios climáticos globales, son el factor agroecosistémico más importante que influye en las fases del ciclo vital de los hongos y en su capacidad para colonizar los cultivos, sobrevivir y producir toxinas(Figura 1). Por lo tanto, se espera un cambio en su distribución geográfica y en el patrón de aparición de micotoxinas. En su revisión, Zingales et al. (2022) destacan la mayor presencia de Aspergillus flavus (productor de aflatoxinas), que supera a otros mohos en condiciones de calor. Últimamente, en el sur y el este de Europa, los años con un clima más cálido y seco de lo habitual mostraron una mayor presencia de A. flav us en detrimento de Fusarium spp. Esto se correlaciona con una mayor incidencia de contaminación por aflatoxinas antes de la cosecha en esta región, no considerada de riesgo para las aflatoxinas en el pasado. Zingales et al. también informan de que, debido a la gran actividad hídrica que requiere Fusarium graminearum para desarrollarse y a la amplia gama de temperaturas que tolera, su aparición puede aumentar en Europa central y septentrional, que se prevé que sea más húmeda hasta 2050.
Influencia de los patrones meteorológicos en el riesgo de micotoxinas
Los patrones climáticos también influyen en las especies de mohos que se desarrollan preferentemente dentro de un género. Durante la temporada 2022, el clima excepcionalmente cálido y seco observado en el noroeste de Francia pareció favorecer el desarrollo de F.poae (productor de nivalenol) frente a F. graminearum (productor de DON) en los cultivos de maíz. Además, las altas temperaturas condujeron a una cosecha temprana que redujo el desarrollo de micotoxinas en otoño. Como resultado, el nivalenol (NIV) fue predominante frente al DON en el ensilado de maíz, con valores medios de 455 ppb para NIV y 203 ppb para DON en la cosecha, mientras que los niveles medios medios en los años anteriores fueron respectivamente de 300 ppb para NIV y 975 ppb para DON (datos de Olmix Myco’Screen). Este cambio en el patrón de contaminación puede conducir a una evaluación errónea del riesgo de micotoxinas. Mientras que el DON se prueba como micotoxina centinela en el ensilado de maíz en esta zona, los ganaderos podrían concluir que tienen un bajo riesgo de micotoxinas mientras que tienen una fuerte contaminación por VNI que afecta al rendimiento de su rebaño. La detección precoz del riesgo de VNI ayudó a los ganaderos a ajustar su plan de control y a evaluar más adecuadamente el riesgo de micotoxinas. Cuando se detectó riesgo de VNI, se incorporó a la ración un aglutinante de toxinas adaptado.
Figura 2 – Riesgo de micotoxinas en 2022 para el maíz en el Medio Oeste de EE.UU.
Análisis adaptado de micotoxinas
De forma similar, en la cosecha de EE.UU. de 2022, se notificó una mayor contaminación por poli, aunque con menor incidencia de DON, en el Medio Oeste, mientras que el DON fue siempre la principal amenaza en esta región(Figura 2, adaptada del Informe sobre Micotoxinas de Neogen 2022). De hecho, no se informó de ningún riesgo de DON en los estados del norte, pero sí de una importante contaminación por toxinas T2/HT2 y Zearalenona (ZEA). En el sur y el medio oeste oriental, las toxinas T-2/HT-2 y la ZEA también estaban presentes, junto con niveles significativos de DON y fumonisinas (FUM). En este contexto, los planes habituales de control de micotoxinas podrían conducir a una subestimación del riesgo con importantes consecuencias económicas para los productores. Un análisis adaptado de micotoxinas combinado con el uso de un aglutinante multimicotoxinas cuando sea necesario es clave para preservar el rendimiento y la rentabilidad. En un ensayo científico local, la suplementación de la dieta de cerdas expuestas de forma natural a micotoxinas con un captador de micotoxinas a base de algas y arcilla mejoró significativamente el rendimiento. La contaminación por micotoxinas estaba por debajo de las recomendaciones de la FDA, con un nivel medio de 956 ppb de DON, 125 ppb de 15-o-acteil-DON, 338 ppb de fumonisinas y 62 ppb de zearalenona a lo largo del estudio. En este contexto, el descontaminante a base de algas y arcilla mejoró la condición corporal de las cerdas que entraban en parto (+0,12 pt, P<0,05) y mejoró significativamente el rendimiento del parto. El número de lechones nacidos vivos aumentó en un 4%( P< 0,01) y la proporción de momias y nacidos muertos se redujo en un 39% y un 34%, respectivamente(P< 0,05).
Información precisa = mejores decisiones
El calentamiento global está alterando los conocimientos básicos sobre la presencia de micotoxinas, lo que repercute en las herramientas de predicción. El cambio climático también tiene consecuencias en los planes de control de micotoxinas, tanto en las políticas globales (seguimiento de nuevas micotoxinas, o en nuevas áreas), como para los productores de piensos, empujados a tener análisis más exhaustivos de sus piensos. Un plan de control de micotoxinas adaptado es decisivo para mantener la rentabilidad. Cuanto más precisa sea la información sobre la contaminación por micotoxinas, mejores decisiones podrán tomarse. Olmix colabora en el desarrollo y ajuste de los planes de control de micotoxinas de las fábricas de piensos y proporciona herramientas y servicios de ayuda a la toma de decisiones para mantener un rendimiento óptimo en las explotaciones.
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