La gestión del riesgo de micotoxinas requiere un enfoque múltiple para gestionar los diversos factores implicados. A pesar de las ventajas de diversas estrategias proactivas, algunos debates se han centrado en las medidas reactivas. En este artículo se analizan los pros y los contras de ambas vías.
Se han identificado químicamente más de 600 micotoxinas y ese número aumenta cada año. La industria animal mundial ha reconocido que los efectos económicos adversos de las micotoxinas sobre la calidad de las materias primas, la calidad de los piensos y la producción animal son enormes. También se acepta que la gestión del riesgo de micotoxinas es un enfoque integrado en el que intervienen diversos factores responsables de la producción de micotoxinas y que éste debería ser el estándar para la gestión del riesgo de micotoxinas(Figura 1). El cambio climático, las prácticas agrícolas inadecuadas, las malas condiciones del suelo, los fungicidas ineficaces y las semillas de mala calidad aumentan sin duda la susceptibilidad de los cultivos a la infestación de mohos en el campo y la consiguiente producción de micotoxinas. Las lluvias inesperadas han perturbado los procesos de recolección, lo que ha provocado un aumento de la humedad en las materias primas y una mayor producción de micotoxinas. Si las condiciones de transporte y almacenamiento de las materias primas no son las ideales, la producción de micotoxinas puede continuar.
Figura 1- Sistema de 10 puntos de Selko para la gestión proactiva del riesgo de micotoxinas.
Enfoque proactivo
Los múltiples factores que influyen en la producción de micotoxinas sugieren que la gestión del riesgo de micotoxinas debe ser proactiva durante la producción y la cosecha de los cultivos. El cambio climático puede minimizarse siguiendo prácticas de producción sostenibles. La rotación de cultivos y el laboreo ayudan a minimizar el crecimiento de moho en el campo. Se ha demostrado que el monocultivo y la siembra directa aumentan el crecimiento de moho y la producción de micotoxinas. Se sabe que las condiciones de sequía aumentan el crecimiento de mohos, especialmente Aspergillus. Los efectos de la sequía pueden reducirse mediante el riego oportuno de la tierra. Las lluvias inesperadas durante la cosecha pueden aumentar la producción de micotoxinas, y disponer de instalaciones para un secado óptimo puede reducir este impacto.
El comercio mundial también presenta riesgo de micotoxinas. Países como Japón y Filipinas importan materias primas de Estados Unidos, Argentina, Brasil, Canadá y Ucrania. Las materias primas pueden estar en tránsito durante meses y, si las condiciones no son óptimas, la producción de micotoxinas es inevitable. Las medidas proactivas, como asegurarse de que las materias primas se secan adecuadamente antes de cargarlas, ayudan a reducir la proliferación de moho. A su llegada al almacén de grano o a la fábrica de piensos, las materias primas deben almacenarse adecuadamente. La pulverización de inhibidores de moho líquidos (Selko Fylax Grain) sobre las materias primas puede ayudar a reducir el crecimiento de moho. Los daños por insectos, la actividad de los roedores y la acumulación de polvo deben controlarse para una gestión eficaz de la fábrica de piensos. Las principales zonas de una fábrica de piensos en las que se produce un mayor crecimiento de moho son los silos, las mezcladoras, los enfriadores y los elevadores. Se ha demostrado que la limpieza regular de estos lugares reduce el crecimiento de moho y la producción de micotoxinas. Se recomienda mantener un recuento de mohos inferior a 500.000 UFC por gramo en las materias primas y los piensos. Los piensos producidos con materias primas de buena calidad pueden volver a contaminarse con mohos y micotoxinas si no se almacenan adecuadamente. Las buenas prácticas de almacenamiento de piensos en fábricas y granjas minimizan el riesgo de micotoxinas. Si el pienso se va a almacenar durante más de una semana, se aconseja utilizar inhibidores de moho en el pienso (Fylax Forte-SP).
Análisis previo
Mientras que los mohos que producen micotoxinas pueden ser visibles, las micotoxinas son invisibles y sólo pueden confirmarse mediante análisis. El análisis de micotoxinas en materias primas y piensos es el enfoque más proactivo para comprender el riesgo de micotoxinas. Se han producido enormes avances en el análisis de micotoxinas, desde TLC hasta ELISA y LC-MS/MS. El análisis rápido de micotoxinas (Mycomaster), sobre todo en materias primas, ayuda a las fábricas de piensos y a los integradores a tomar decisiones informadas sobre la aceptación o el rechazo de materias primas. El análisis de micotoxinas en piensos completos puede explicar problemas inesperados de rendimiento y salud observados en ganado y aves de corral. El error de muestreo es el mayor reto asociado a este tipo de análisis de micotoxinas, pero la falta de información disponible sobre micotoxinas enmascaradas también supone un desafío para el análisis y la interpretación.
Enfoque reactivo
Reconociendo los problemas de error de muestreo asociados al análisis de micotoxinas en los piensos, algunas organizaciones empezaron a analizar las micotoxinas en la sangre de los animales expuestos. Este es un buen ejemplo de enfoque reactivo de la gestión del riesgo de micotoxinas. Aunque el análisis de sangre puede indicar la posible exposición de los animales a las micotoxinas a través del pienso, no ayudará a prevenir el riesgo, ya que los animales ya han estado expuestos a las micotoxinas y pueden haber sufrido toxicidad. Además, una micotoxina específica se somete a una amplia desintoxicación de fase 1 y fase 2 en el organismo, lo que da lugar a una serie de metabolitos de micotoxinas. Es prácticamente imposible medir todos los metabolitos para determinar el riesgo cuantitativo de exposición a micotoxinas de un animal. El análisis de micotoxinas en sangre puede utilizarse como herramienta de diagnóstico veterinario, pero no como medio proactivo para gestionar el riesgo de micotoxinas.
Vinculante como seguro
El uso de aglutinantes de micotoxinas (gama de productos Selko Toxo) como seguro contra posibles amenazas de micotoxinas es un ejemplo de gestión proactiva del riesgo de micotoxinas. Dado que los mohos y las micotoxinas son omnipresentes en la naturaleza, es prudente asumir que los alimentos para animales contendrán micotoxinas y utilizar un captador de micotoxinas como seguro. Adoptar una postura proactiva en la gestión del riesgo de micotoxinas puede ayudar a proteger los cultivos, los piensos, los animales y las personas, y a mejorar la seguridad en toda la cadena alimentaria.