La alimentación y la agricultura se encuentran hoy en día en una encrucijada, con una población creciente que ejerce presión sobre los recursos limitados. Con una serie de iniciativas, las Naciones Unidas se esfuerzan por promover la agricultura sostenible y mostrar el impacto que esto puede tener para afrontar los mayores desafíos del mundo.
Mirando hacia atrás, en los últimos decenios se han registrado importantes mejoras en la productividad agrícola para satisfacer la demanda de alimentos de una población mundial cada vez mayor. Sin embargo, el progreso a menudo ha traído consigo costos sociales y ambientales, como la escasez de agua, la degradación del suelo, la tensión de los ecosistemas, la pérdida de biodiversidad, la disminución de las poblaciones de peces y de la cubierta forestal y los altos niveles de emisiones de gases de efecto invernadero. El potencial productivo de la base de recursos naturales se ha visto dañado en muchos lugares del mundo, comprometiendo la futura fertilidad del planeta. Hoy en día, 815 millones de personas padecen hambre y una de cada tres personas está desnutrida, lo que refleja un sistema alimentario desequilibrado. La migración de la angustia se encuentra en niveles sin precedentes desde hace más de 70 años, ya que la cohesión social y las tradiciones culturales de las poblaciones rurales se ven amenazadas por una combinación de acceso limitado a la tierra y los recursos y un número creciente de crisis, conflictos y desastres, muchos de ellos como consecuencia del cambio climático.
De cara al futuro, el camino hacia una prosperidad inclusiva está claramente marcado por la «Agenda 2030 para el desarrollo sostenible», un conjunto de objetivos implementados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 2016. La superación de los complejos desafíos a los que se enfrenta el mundo requiere una acción transformadora, que adopte los principios de la sostenibilidad y aborde las causas fundamentales de la pobreza y el hambre para no dejar a nadie atrás. En su calidad de conexión principal entre las personas y el planeta, la alimentación y la agricultura pueden ayudar a alcanzar varios de estos objetivos de desarrollo sostenible. Al nutrir la tierra y adoptar una agricultura sostenible, las generaciones presentes y futuras podrán alimentar a una población creciente.
La agricultura, que abarca los cultivos, la ganadería, la acuicultura, la pesca y los bosques, es el mayor empleador del mundo y el mayor sector económico en muchos países, al tiempo que proporciona la principal fuente de alimentos e ingresos para los pobres extremos. La FAO cree que la alimentación y la agricultura sostenibles tienen un gran potencial para revitalizar el paisaje rural, proporcionar un crecimiento inclusivo a los países e impulsar un cambio positivo en toda la Agenda 2030.
Una visión global
La visión de la FAO es un mundo en el que los alimentos sean nutritivos y accesibles para todos, en el que los recursos naturales se gestionen de forma que se mantengan las funciones del ecosistema para satisfacer las necesidades humanas actuales y futuras. En esta visión, los agricultores participan activamente en el desarrollo económico y se benefician de él, tienen condiciones de empleo decentes y trabajan en un entorno de precios justos. Las mujeres, los hombres y las comunidades viven en condiciones de seguridad alimentaria y tienen control sobre sus medios de vida y acceso equitativo a los recursos que utilizan de manera eficiente.
Esta visión común, que sirve de base a la labor de la FAO para promover la sostenibilidad de los sistemas de producción, se ha traducido en un enfoque que puede apoyar y acelerar la transición a sistemas alimentarios y agrícolas más sostenibles. El enfoque se basa en cinco principios que equilibran las dimensiones social, económica y ambiental de la sostenibilidad y proporciona una base para elaborar políticas, estrategias, reglamentos e incentivos adaptados. Los 5 principios clave son:
- Aumentar la productividad, el empleo y el valor añadido en los sistemas alimentarios
- Proteger y mejorar los recursos naturales
- Mejorar los medios de vida y fomentar el crecimiento económico inclusivo
- Mejorar la capacidad de recuperación de las personas, las comunidades y los ecosistemas.
- Adaptar la gobernanza a los nuevos desafíos.
La alimentación de los 10 000 millones de personas que se prevé que vivirán en el planeta Tierra en 2050 debe tener como objetivo ir más allá de la producción de más con menos para equilibrar el enfoque en la calidad y la diversidad, vinculando la productividad a la sostenibilidad y atendiendo las necesidades de las personas. Una premisa fundamental para lograr una alimentación y una agricultura sostenibles es la creación de un entorno normativo propicio y la necesidad de que los ministerios sectoriales cambien su forma de trabajar y coordinen las políticas en todo el gobierno. La transición a sistemas agrícolas y alimentarios más sostenibles también requiere medidas que establezcan alianzas y coaliciones políticas con los que están más allá de la alimentación y la agricultura.
Abordar el cambio climático
Para ayudar a los encargados de la formulación de políticas, la FAO ha publicado recientemente un conjunto de 20 medidas interconectadas para acelerar la aplicación del programa de desarrollo sostenible. Muchos de los enfoques presentados en la guía de la FAO son intersectoriales y dependen de la colaboración de los gobiernos y el diálogo entre las partes interesadas. Entre las 20 acciones destacadas se incluye la necesidad de abordar y adaptarse al cambio climático. Se cree que para 2050, el rendimiento de los cultivos podría disminuir entre un 10 y un 25% debido al cambio climático. Cada vez es más evidente que los objetivos de lograr la seguridad alimentaria y la agricultura sostenible y de hacer frente a los desafíos del cambio climático están interrelacionados y deben abordarse de manera coordinada. La capacidad de los sectores agrícolas para responder al cambio climático tiene repercusiones de gran alcance en los medios de vida de la mayoría de la población de muchos países en desarrollo y en las economías nacionales. Al mismo tiempo, la agricultura es también una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero. Los objetivos del acuerdo de París sobre el cambio climático hacen que sea esencial que la agricultura y otros sectores de utilización de la tierra formen parte de la solución del problema del clima.
La FAO también pide que se refuerce la capacidad de recuperación del ecosistema. La intensificación de la agricultura suele lograrse mediante la especialización, que implica la producción en gran escala de cultivos únicos (monocultivo) o la cría intensiva de animales. Sin embargo, cada vez hay más pruebas que demuestran que los servicios del ecosistema que proporciona el monocultivo no pueden compensar los elevados costos de los insumos y su contaminación del ecosistema. La intensificación ejerce presión sobre el sistema, en particular en los casos en que la base de recursos es pequeña, como ocurre con los pequeños agricultores. A la inversa, cuantos más elementos se integren en un sistema de cultivo, más resistente será éste y más servicios del ecosistema se prestarán. Los sistemas integrados, que incluyen los cultivos mixtos, los cultivos-ganadería, la agrosilvicultura, los cultivos arbóreos-ganadería, así como la acuicultura, han demostrado su capacidad de hacer frente a la variabilidad climática para garantizar la seguridad alimentaria y de los medios de vida.
Asociación eficaz de múltiples interesados
Será necesario mejorar las políticas, la gobernanza y las inversiones del sector para garantizar que la demanda continua de productos pecuarios no aumente la presión sobre los recursos naturales y contribuya a obtener resultados socialmente deseables. Para abordar estas cuestiones, la FAO inició en 2010 un proceso de elaboración de una Agenda Global para la Ganadería Sostenible (GASL).
Es una asociación de partes interesadas en el sector ganadero comprometidas con el desarrollo sostenible del sector, que crea un consenso en el camino hacia la sostenibilidad y cataliza el cambio de prácticas coherentes y colectivas mediante el diálogo, la consulta y el análisis conjunto. Se basa en el compromiso voluntario e informal de las partes interesadas de actuar para mejorar el rendimiento del sector centrándose en la protección de los recursos naturales, al tiempo que incluye la reducción de la pobreza y la protección de la salud pública en relación con el sector ganadero. Reúne a muchas organizaciones de investigación que aportan nuevos conocimientos. El GASL se centra en la mejora de la eficiencia del uso de los recursos en el sector ganadero mundial para apoyar los medios de vida, la seguridad alimentaria a largo plazo y el crecimiento económico, a la vez que se salvaguardan otros resultados ambientales y de salud pública, se tienen en cuenta las diferencias regionales y se establecen vínculos con otras iniciativas relacionadas, según proceda. La iniciativa apoya la mejora del uso de los recursos en el sector como resultado del cambio de prácticas de las partes interesadas; y la adopción, por parte de los sectores público y privado, de orientaciones y recomendaciones para hacer más sostenibles las cadenas de valor de los alimentos para el ganado.
*Este artículo se basa en el informe «Transformando la alimentación y la agricultura para alcanzar los SDG’s», publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.