Es fundamental que los animales recién nacidos reciban rápidamente el calostro tras el parto, para proporcionarles inmunidad así como los nutrientes tan necesarios y garantizarles un buen comienzo en la vida. Además de las buenas prácticas de la granja y de la formulación de los piensos, la adición de levadura viva a la alimentación de la madre tiene efectos positivos tanto a corto como a largo plazo en los animales lactantes
Justo después de nacer, los animales recién nacidos se alimentan únicamente con el calostro y posteriormente con la leche de su madre. La alimentación de los animales jóvenes es fundamental para garantizar su crecimiento y el desarrollo de su sistema inmunitario y también tiene un impacto significativo en su producción futura.
Por consiguiente, hay que prestar atención a la nutrición de las hembras gestantes y lactantes para garantizar que la nutrición del animal lactante sea óptima. De hecho, si la transferencia de inmunoglobulinas de las madres a sus crías no es suficiente durante la lactancia, los animales en crecimiento se volverán muy sensibles a problemas patológicos como las bacterias intestinales que inducen la diarrea. La calidad del calostro (y de la leche) en términos de protección inmunitaria y valor nutricional también repercutirá en la tasa de crecimiento de las crías y, por tanto, en su futura capacidad de crecimiento. Esta revisión explicará los efectos beneficiosos de la adición de levadura viva a la alimentación de los animales de cría sobre la salud y el crecimiento de sus crías.
Mejor inmunidad
Durante la gestación de los rumiantes, los caballos y los cerdos, el feto está bien protegido de cualquier estimulación antigénica debido a la placentación epiteliocoral. Sin embargo, también está privado de la provisión de anticuerpos maternos. Así, al nacer, los animales recién nacidos tienen un sistema inmunitario poco o nada desarrollado y dependen de la adquisición de inmunidad de sus madres. Si se separa a los terneros, potros o lechones de sus madres justo después del nacimiento y se les priva de la ingestión de calostro, sus posibilidades de supervivencia son nulas.
Para garantizar una buena transferencia de inmunidad, hay que prestar atención al sistema inmunitario de la madre y a la calidad inmunitaria del calostro (contenido de inmunoglobulinas), así como a conseguir una buena ingesta de calostro por parte del recién nacido (cantidad ingerida e ingesta temprana tras el parto). Unas semanas antes del parto, el sistema inmunitario de las hembras gestantes y lactantes tiene que estar bien estimulado para tener una buena síntesis de inmunoglobulinas, que luego serán transferidas a la glándula mamaria. Este contenido de inmunoglobulinas en el calostro puede ser muy variable dependiendo de diferentes parámetros, incluyendo la suplementación de levadura viva.
Una forma de mejorar el contenido de inmunoglobulinas en el calostro y en la leche es la adición de la levadura viva Actisaf (Saccharomyces cerevisiae Sc47) en el alimento durante la gestación y la lactancia. Se ha comprobado que, siguiendo este enfoque, el contenido de inmunoglobulina G (IgG) aumenta en la sangre de la hembra gestante y se transfiere a través del calostro(véase la figura 1) y la leche a su progenie. De este modo, el contenido de inmunoglobulinas en la sangre de los animales lactantes aumenta significativamente con un efecto que depende de la dosis.
Figura 1 – Impacto de la suplementación de Saccharomyces cerevisiae Sc47* en la alimentación de la oveja en gestación (A) y de la cerda (B) sobre el contenido de inmunoglobulina G en el calostro.
Menor incidencia de la diarrea
Una de las consecuencias de una adquisición insuficiente de inmunidad es la aparición de diarreas durante el periodo de lactancia. Se ha demostrado que la calidad del calostro es muy importante para prevenir las diarreas por colibacilosis en terneros y lechones. Sea cual sea la especie, los animales jóvenes son muy sensibles a la diarrea neonatal, con consecuencias que pueden ser dramáticas: Menor ganancia de peso, mortalidad, aumento de los costes adicionales y uso de antibióticos.
La levadura viva es una forma natural de combatir estas diarreas en los animales recién nacidos. El efecto de la levadura viva sobre la diarrea es dependiente de la dosis y puede explicarse por la mejora de la inmunidad del animal lactante, la capacidad de unión sobre algunas bacterias (como E. coli), pero también por el efecto antiinflamatorio en el intestino, disminuyendo así el impacto del patógeno en el epitelio intestinal. Por ejemplo, la adición de levadura viva en la alimentación de las cerdas gestantes y lactantes permitió reducir la incidencia de la diarrea en los lechones: Una reducción del 25% y del 38% mediante la adición de 500 g o 5 kg por tonelada de pienso, respectivamente (véasela figura 2).
Debido a las similitudes entre las especies de mamíferos jóvenes, es probable que estos efectos de la levadura viva sean similares con los terneros y potros lactantes, con una mejora de su inmunidad y una reducción de la aparición de diarrea neonatal.
Figura 2 – Efecto de la suplementación de Saccharomyces cerevisiae Sc47* a las cerdas sobre la diarrea de los lechones.
Una mejor tasa de crecimiento
Lograr una tasa de crecimiento óptima en los animales recién nacidos durante el periodo de lactancia aumentará el peso al destete, lo que repercutirá positivamente en el crecimiento futuro de los animales. Diferentes factores interrelacionados pueden mejorar la tasa de crecimiento antes del destete, como las buenas prácticas de la granja, un sistema inmunitario bien desarrollado, una baja incidencia de problemas patológicos y la cantidad y calidad de la leche suministrada por la madre durante la lactancia.
La adición de levadura viva en la alimentación de los animales lactantes tiene un impacto tanto en la cantidad como en la calidad de la leche producida. En varios ensayos realizados con vacas lactantes, se observó que la producción diaria de leche aumentaba en unos 2 litros, la producción diaria de grasa en un 10,6% y la producción diaria de proteínas en un 6,7%(véase la figura 3). De este modo, el crecimiento de los animales lactantes mejora con la adición de levadura viva en la alimentación de su madre.
Figura 3 – Impacto de Saccharomyces cerevisiae Sc47* en la calidad nutricional de las vacas lecheras.
Conclusión
La adición de levadura viva en la alimentación de las madres gestantes y lactantes tiene un impacto positivo en la salud y el crecimiento de sus crías, especialmente en especies en las que la transmisión inmunitaria durante la gestación es limitada, como los rumiantes, los cerdos y los caballos. El efecto de la levadura viva depende de la dosis: cuanto mayor sea la dosis de levadura viva, mejor será el efecto sobre la inmunidad, el control de la diarrea y la eficiencia del crecimiento.
Como la levadura viva es un organismo QPS (Qualified Presumption of Safety), significa que no será perjudicial cualquiera que sea su tasa de administración. Por esta razón, Lesaffre Feed Additives ha eliminado la tasa máxima de incorporación de Actisaf para todas las especies, asegurando que se puedan utilizar dosis más altas durante períodos específicos, como alrededor del parto, o durante períodos con un alto riesgo de diarrea.