Las semillas de girasol suelen estar contaminadas con aflatoxinas. Esto ha sido demostrado por investigadores de la Universidad Estatal de Michigan (MSU) en los EE.UU.
Las aflatoxinas, toxinas producidas por el moho Aspergillus comúnmente infectan el maíz, el maní, los pistachos y las almendras. El estudio estadounidense (realizado en Tanzania) es uno de los primeros estudios que asocia la contaminación por aflatoxinas con las semillas de girasol. Se recogieron muestras de semillas de girasol (n = 90) y tortas (n = 92) a lo largo de 2 años, y se analizaron las concentraciones totales de aflatoxinas utilizando un ensayo inmunoenzimático competitivo directo (ELISA).
Para las muestras de semillas recogidas entre junio y agosto de 2014, las mayores concentraciones de aflatoxinas fueron las de Dodoma (1,7-280,6 ng/g), Singida (1,4-261,8 ng/g) y Babati-Manyara (1,8-162,0 ng/g). Las concentraciones más altas para las tortas fueron de Mbeya (2,8-97,7 ng/g), Dodoma (1,9-88,2 ng/g), y Singida (2,0-34,3 ng/g). En el caso de las muestras de semillas recogidas entre agosto y octubre de 2015, las concentraciones más elevadas fueron las de Morogoro (2,8-662,7 ng/g), Singida (1,6-217,6 ng/g) y Mbeya (1,4-174,2 ng/g). Las concentraciones más altas para las tortas fueron de Morogoro (2,7-536,0 ng/g), Dodoma (1,4-598,4 ng/g) y Singida (3,2-52,8 ng/g).
Juma Mmongoyo, ex estudiante de doctorado en ciencias de la alimentación de la MSU y autor principal del estudio, analizó los niveles de aflatoxinas de semillas y tortas en 7 regiones de Tanzanía en 2014 y 2015. Casi el 60% de las muestras de semillas y el 80% de las muestras de tortas estaban contaminadas con aflatoxinas. «Estos altos niveles de aflatoxinas, en un producto básico consumido frecuentemente por la población de Tanzania, indican que las autoridades locales deben implementar intervenciones para prevenir y controlar la contaminación por aflatoxinas a lo largo de la cadena de valor de los productos básicos de girasol, para mejorar la seguridad de los alimentos y los piensos en Tanzania», dijo Gale Strasburg, profesor de ciencias de la alimentación y nutrición humana de la MSU y uno de los coautores del estudio.
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Los pequeños agricultores de Tanzanía cultivan girasoles para las semillas, que luego se venden a los molineros locales que las prensan para obtener aceite y las venden a los consumidores locales para cocinarlas. Las tortas restantes se utilizan como alimento para animales.
El estudio ha sido publicado en PLOS ONE.
Fuente: ScienceDaily