Aunque el ganado adulto parece estar mejor equipado para hacer frente a las toxinas ingeridas que sus equivalentes monogástricos, los terneros no tienen un rumen plenamente funcional y están en peligro. Un nuevo libro blanco sobre este tema profundiza en los efectos y soluciones para las micotoxinas en los rumiantes.
Las micotoxinas son bastante endémicas en los alimentos. Devegowda y Murthy (2005) comentaron que «en condiciones prácticas, ningún alimento para rumiantes está completamente libre de micotoxinas». Además, no se puede esperar que ningún alimento contenga sólo una micotoxina. Los efectos adversos de las micotoxinas en los rumiantes son múltiples y constituyen un peligro claro y persistente».
El crecimiento de moho en los forrajes conservados
Los forrajes y concentrados conservados por su propia naturaleza atraen el crecimiento de moho y múltiples micotoxinas (Tabla 1). Aunque los cereales y los concentrados contienen regularmente múltiples micotoxinas, se estima que más del 80% de las micotoxinas que se suministran al ganado son de forraje y paja. Las diferentes micotoxinas tienen un efecto sinérgico y/o aditivo entre sí, lo que aumenta el riesgo general para el ganado lechero y de carne.
Las dietas ricas en carbohidratos fermentables listos reducen drásticamente el número de bacterias beneficiosas en el rumen, lo que desactiva la capacidad de desactivación de micotoxinas incluso en vacas adultas.
El riesgo de micotoxinas permanece después de que el moho es removido
Los sistemas de pastoreo no pueden considerarse completamente seguros ya que el pasto fresco también puede estar contaminado con micotoxinas. Las micotoxinas también permanecerán activas incluso después de que los mohos responsables de producir
se han eliminado y a menudo están presentes incluso cuando no hay moho visible. También son químicamente estables y no son destruidas por el proceso de alimentación incluso a altas temperaturas. De hecho, los niveles de contaminación tienden a aumentar con el tiempo durante el almacenamiento.
Las investigaciones han demostrado que las micotoxinas son cada vez más frecuentes a medida que se utilizan ingredientes y subproductos más complejos en los piensos para controlar los costos de producción de los animales. La contaminación con micotoxinas puede ocurrir tanto antes de la cosecha (90%) debido a condiciones climáticas extremas (sequía, lluvia o calor excesivos) o durante el almacenamiento de granos (10%).
Ganar la guerra antes de que comience
No podemos eliminar las micotoxinas por completo, pero hay muchas cosas que se pueden hacer para controlar la situación. Sólo por nombrar algunas:
Buena gestión de la tierra: Se ha demostrado que una gestión eficaz de la tierra reduce drásticamente la carga de micotoxinas antes de la cosecha.
Prevenir/minimizar el riesgo de micotoxinas durante el almacenamiento de granos: tener en cuenta que junto a la humedad, la temperatura tendrá un efecto sobre el crecimiento y la actividad de los hongos.
Pruebas adecuadas de los piensos y las materias primas: Las micotoxinas pueden aparecer en los piensos a pesar de los resultados analíticos negativos. Por lo tanto, la frecuencia de muestreo es importante.
Uso de aditivos alimentarios antimicrobianos: a menudo se utiliza como medida preventiva. Sin embargo, asegúrese de usar las tasas de inclusión adecuadas.
Lea más sobre las micotoxinas en los rumiantes y cómo controlarlas en el nuevo libro blanco de Cargill.