Los aditivos para piensos y su relación con los antibióticos

En la actualidad, el uso de antibióticos preventivos se ha prohibido en muchos países. Sin embargo, en la búsqueda de alternativas eficaces, debemos volver primero al modo de acción de los antibióticos. ¿Cómo podemos utilizar este conocimiento para mantener el rendimiento del crecimiento y la salud de nuestros animales?

En primer lugar, analicemos los antibióticos utilizados para promover el crecimiento (AGP). Comprender el funcionamiento de los AGP puede aportar información fundamental para el desarrollo de alternativas. Las pruebas actuales han conducido a dos hipótesis principales: un modo de acción centrado en las bacterias y un modo de acción centrado en el huésped

Modo de acción centrado en las bacterias

Los AGP inhiben o matan a las bacterias al perturbar procesos celulares esenciales, como la inhibición de la síntesis de la pared celular bacteriana y de las proteínas, el daño a la membrana celular externa, la inhibición de la síntesis de ácidos nucleicos y la interferencia en el metabolismo bacteriano. Al matar a los patógenos, los AGP modulan la microbiota intestinal, alterando así la competencia por los nutrientes. Al haber más nutrientes y energía disponibles para el hospedador, se mejora el crecimiento y la eficiencia alimentaria. Además, se evita la colonización de bacterias patógenas en el intestino, lo que reduce considerablemente el riesgo de infecciones.

Modo de acción centrado en el huésped

Los AGP reducen la inflamación y parecen suprimir una reacción excesiva del sistema inmunitario innato del animal. Como dicha reacción es muy costosa en términos de energía, cualquier reducción del estrés inmunológico, permite utilizar más recursos para procesos como el crecimiento.

El lado negativo de las AGP

Al ser un fármaco terapéutico, los AGP controlan las enfermedades hasta cierto punto. Pero al mismo tiempo, enmascaran enfermedades subclínicas y amortiguan los signos de las infecciones. Esto puede hacer que las infecciones se propaguen sin ser vistas. Aunque el uso de AGP ha permitido a las granjas mejorar la producción y la productividad en los sistemas de producción intensiva, ha aumentado la preocupación por los residuos y la resistencia cruzada de las cepas bacterianas patógenas en las personas, lo que ha provocado la prohibición total de los AGP en la UE en 2006. Otros países les seguirán. La figura 1 muestra los AGP más utilizados. Se observa una preferencia por las bambermicas y la bacitracina. Éstas se dirigen especialmente a las bacterias patógenas Gram-positivas, mientras que la tilosina, el tercer AGP más utilizado, tiene un amplio espectro de actividad contra los organismos Gram-positivos y una gama limitada de organismos Gram-negativos (Organización Mundial de Sanidad Animal, 2020)

<iframe class=»localfocusvisual» frameborder=»0″ style=»width:100%;height:400px;overflow:hidden» src=»https://localfocuswidgets.net/61cdcde66e2e2″></iframe>

Los glicéridos son poderosas alternativas

Se sugiere que la monolaurina, uno de los glicéridos más estudiados, puede sustituir a los AGP de uso frecuente en la ganadería porcina y avícola. Según los resultados del estudio brasileño de Fortuoso y sus colegas (2019), la monolaurina en la dieta de los pollos de engorde mostró potentes efectos antimicrobianos y una capacidad de promoción del crecimiento. Una mejor salud intestinal general permite a los pollos de engorde jóvenes absorber eficazmente los nutrientes y lograr un mayor peso final. Además, se espera que su potente acción antiinflamatoria desempeñe un papel importante. Los investigadores esperan que la monolaurina reduzca la liberación de macrófagos que producen citoquinas proinflamatorias. Estas citoquinas causan daños en los tejidos cuando se producen en exceso y aumentan el gasto energético, lo que provoca una menor eficiencia alimentaria en los animales de granja

¿Qué son exactamente estos glicéridos?

Los glicéridos son ésteres producidos a partir de glicerol y ácidos grasos mediante el proceso de producción específico de FRAmelco. Los alfa-monoglicéridos constan de un ácido graso unido a la primera posición de la columna vertebral del glicerol, por ejemplo, el ácido láurico más el glicerol dan lugar a la alfa-monolaurina. Esta estructura molecular única es la responsable de su potente actividad antipatogénica y se sabe que es mucho más fuerte en comparación con los correspondientes ácidos grasos libres. Además, son independientes del pH y, por tanto, pueden ser activos en todo el tracto gastrointestinal

No hay resistencia bacteriana contra los glicéridos

Ya en 1996 las investigaciones confirmaron que la monocaprina y la monolaurina no desarrollaban resistencia a las cepas de Helicobacter pylori, mientras que sí lo hacían contra los antibióticos metronidazol y tetraciclina. En 2012, Schlievert y Peterson también demostraron que durante todo el año de pruebas no se obtuvieron cepas de Staphylococcus aureus resistentes a la alfa-monolaurina. La hipótesis es que los múltiples modos de acción son la razón por la que es difícil que las bacterias muten y se vuelvan resistentes a los alfa-monoglicéridos

Generar pruebas a partir de la práctica

FRAmelco puso a prueba la ciencia investigando en granjas comerciales de pollos de engorde. Un experimento mostró una alternativa prometedora a un programa clásico de antibióticos desde la incubación hasta el final. Esta alternativa se basaba en una combinación de glicéridos de ácido láurico y tributirina en el pienso, y la suplementación de glicéridos de ácidos grasos de cadena corta a través del agua de bebida. Una parte clave del carácter preventivo de esta estrategia es que las concentraciones de glicéridos se reducen gradualmente con el tiempo. Esto permite que el sistema inmunitario del animal alcance su máximo potencial a una edad temprana, para que pueda confiar en él más adelante. Este programa específico de glicéridos ha permitido sustituir completamente los antibióticos manteniendo los mismos resultados excelentes en cuanto a rendimiento y supervivencia de los animales

En un segundo ensayo, se compararon los efectos del uso de la bacitracina de zinc y de un producto basado en la monolaurina, el FRA C12. Tanto la bacitracina de zinc como el FRA C12 mejoraron el aumento de peso corporal. Al examinar los efectos individuales, FRA C12 tuvo un mayor impacto en el peso corporal en comparación con la bacitracina de zinc, corroborado por una mayor eficiencia alimentaria

Una mirada al impacto sobre la altura de las vellosidades explica simplemente esta diferencia. La monolaurina favorece el desarrollo de una mayor superficie de absorción de la pared intestinal, mientras que una administración prolongada de antibióticos erosiona la morfología intestinal. Esto deja al animal con una capacidad de absorción de nutrientes reducida, lo que le obliga a comer más para maximizar su crecimiento. En las condiciones de este ensayo, fue posible sustituir por completo la necesidad de antibióticos utilizando la monolaurina de forma preventiva

Herramienta terapéutica

Se puede concluir que los antibióticos son necesarios como herramienta curativa para tratar infecciones y enfermedades. Dado que la resistencia a los antibióticos sigue siendo un tema de preocupación, los glicéridos podrían desempeñar un papel crucial en la estrategia para reducir y sustituir los AGP, ya que estos glicéridos controlan los patógenos, modulan la respuesta inmunitaria y aumentan la salud intestinal.