Los líderes del sector han escrito al Secretario de Medio Ambiente del Reino Unido, Mark Spencer, alegando que la pérdida de determinados tratamientos de semillas supone una amenaza significativa para el éxito de algunos cultivos, en particular el maíz y la remolacha forrajera.
En la actualidad, las semillas tratadas con productos fitosanitarios (PPP) que no están autorizados para ese uso en Gran Bretaña, pero sí en un Estado miembro de la UE, pueden importarse, comercializarse y utilizarse en Gran Bretaña hasta el 31 de diciembre.
Cambios aplicados en enero de 2024
Sin embargo, a partir del 1 de enero de 2024, sólo se permitirá el uso de semillas tratadas con un producto fitosanitario autorizado a tal efecto en Gran Bretaña.
La Unión Nacional de Agricultores afirma que este cambio es motivo de gran preocupación, especialmente para los cultivadores de maíz y remolacha forrajera, que dependen en gran medida del uso de semillas tratadas con repelentes de aves y fungicidas aprobados por la UE.
Preocupación por la calidad futura de los piensos
En la actualidad no hay tratamientos de semillas autorizados para su aplicación al maíz o a la remolacha forrajera en el Reino Unido, lo que suscita preocupación por la calidad futura de los piensos, y el problema afecta también a una serie de cultivos hortícolas y a un pequeño número de cereales.
Grupo de trabajo industrial
La NFU ha creado un grupo de trabajo en el que participan la Asociación de Cultivadores de Maíz, el Instituto Nacional de Botánica Agrícola (NIAB), la Confederación de Industrias Agrícolas y empresas de semillas, con el fin de informar y apoyar las presiones al Gobierno para que aborde el problema.
En una carta al Sr. Spencer, el grupo de trabajo destacó que:
– El maíz se cultiva en 220.000 hectáreas en el Reino Unido
– Es un cultivo vital, tanto como alimento animal altamente nutritivo como materia prima de mayor rendimiento energético para la digestión anaeróbica.
– En la actualidad, todas las semillas de maíz que se siembran en el Reino Unido se producen en Europa, ya que no tenemos condiciones climáticas para cultivar las semillas.
También aportó pruebas del impacto del cultivo de semillas no tratadas, recogidas a través del grupo de trabajo y de encuestas a los miembros. Entre otras cosas:
– La falta de un repelente de aves adecuado puede provocar la pérdida total de la cosecha de maíz. Un reciente ensayo de campo realizado por el NIAB mostró con alarmante detalle las posibles repercusiones. Los córvidos fueron capaces de identificar qué parcelas de maíz estaban sin tratar y se desplazaron por las hileras, aprendiendo la distancia entre semillas y llevándoselas casi todas.
– En un ensayo de variedades en Essex, Inglaterra, un agricultor plantó una franja de maíz sin tratar. Los córvidos fueron capaces de identificar la semilla no tratada y eliminaron toda la semilla de esa franja.
Casi el 60% de los agricultores que respondieron a una encuesta realizada por el NIAB para conocer los riesgos en torno a esta cuestión afirmaron que cultivarían menos maíz si no existieran los tratamientos de semillas, y casi el 20% podría dejar de cultivarlo por completo.