Aunque las micotoxinas emergentes son menos conocidas y más difíciles de detectar, los productores deben seguir atentos, ya que estas toxinas tienen el mismo potencial para afectar a la salud y el rendimiento de los animales.
Los avances en las tecnologías de investigación y el creciente interés por las micotoxinas han llevado al descubrimiento de nuevos metabolitos fúngicos tóxicos que a menudo se denominan «micotoxinas emergentes». Aunque la comunidad científica sigue estudiando la existencia de estas micotoxinas, actualmente se definen como «micotoxinas que no se determinan de forma rutinaria ni se regulan legislativamente». Estos compuestos no son lo mismo que las micotoxinas «modificadas» o «enmascaradas», que son derivados de micotoxinas comunes y reguladas, pero que son indetectables por los métodos analíticos comunes debido a su estructura modificada. Aunque estas micotoxinas son más difíciles de detectar que los tipos más conocidos, los productores deben seguir atentos, ya que las micotoxinas emergentes o modificadas tienen el mismo potencial para causar estragos en la inmunidad natural, la sostenibilidad agroalimentaria y la rentabilidad general de la producción animal.
¿Cómo afectan las micotoxinas emergentes a los animales?
Aunque ha aumentado el número de estudios que analizan las micotoxinas emergentes en la alimentación animal, sigue habiendo una notable falta de estudios in vivo que midan el impacto de este grupo de toxinas sobre la salud y el rendimiento de los animales, en comparación con las micotoxinas tradicionales. Sin embargo, como ocurre con la mayoría de las micotoxinas, se cree que las micotoxinas emergentes tienen efectos negativos sobre la salud intestinal y la inmunidad, y algunas tienen un impacto adicional sobre los órganos internos y la salud reproductiva de los animales que las ingieren.
Alternariol (AOH) y ácido tenuazónico (TeA)
Las micotoxinas de la Alternaria, como el AOH y el TeA, pueden tener efectos citotóxicos, cancerígenos y genotóxicos, al igual que muchas otras micotoxinas. Las investigaciones sugieren que el AOH puede actuar como disruptor endocrino, alterando la síntesis y secreción de estradiol y progesterona en animales. También se ha demostrado que tiene propiedades sinérgicas con la zearalenona que pueden alterar el rendimiento reproductivo. Las investigaciones iniciales con TeA han demostrado que esta micotoxina puede crear problemas intestinales, como vómitos, diarrea y hemorragias en animales monogástricos. No se han establecido límites reglamentarios mundiales para las micotoxinas de Alternaria debido a la falta de investigación in vivo, pero la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha sugerido que no se pueden excluir los riesgos para la salud debidos a esta familia de micotoxinas.
Aurofusarin
La aurofusarina es producida por el moho Fusarium y, aunque se considera una micotoxina emergente, fue descrita originalmente en 1937 como un pigmento fúngico. Más recientemente, la investigación ha demostrado que la aurofusarina tiene un fuerte impacto en la inmunidad, el estrés oxidativo, la fertilidad y la calidad de los huevos de las aves de corral. En particular, la aurofusarina puede afectar a la composición de ácidos grasos de la yema de huevo, interferir en la acumulación de vitamina E en la yema y en su distribución a los embriones en desarrollo, y provocar cambios en el color de la yema.
Beauvericina (BEA)
La beauvericina (BEA) posee actividad insecticida, antimicrobiana y antibiótica. También es un disruptor enzimático y puede inducir estrés oxidativo. Aunque los estudios in vitro han revelado que la BEA es tóxica tanto para los roedores como para las aves de corral, no siempre se han observado los mismos resultados in vivo. Curiosamente, se especula con la posibilidad de que la BEA tenga algún efecto positivo al inhibir algunos patógenos, como C. perfringens. Si este beneficio compensa los efectos negativos de esta micotoxina sobre la salud y el rendimiento general de los animales es un tema de debate y existe una clara necesidad de realizar más estudios in vivo. Hasta ahora, la EFSA no ha sacado conclusiones sobre la exposición crónica a la BEA debido a la falta de datos relevantes sobre toxicidad in vivo.
Enniatinas A/A1 y B/B1 (ENNs)
Se sabe que las enniatinas tienen propiedades antibacterianas, citotóxicas y oxidativas. Los modelos celulares que investigan los efectos de las ENN en el epitelio intestinal han demostrado que estas micotoxinas tienen la capacidad de perturbar el equilibrio microbiano. Esto podría tener repercusiones en la salud. Además, se ha demostrado que la toxicidad de las ENN en las células epiteliales intestinales es similar o ligeramente superior a la del DON. Los modelos de rumen in vitro muestran que, dependiendo de las condiciones del rumen, algunos ENN pueden atravesar el rumen sin ser modificados y llegar así al intestino. Cuando son consumidos por los cerdos, los ENNs siguen teniendo un impacto significativo en la microbiota intestinal así como en la salud del hígado. Además, los ENNs pueden exacerbar las respuestas negativas en los cerdos que consumen DON en comparación con los cerdos que han consumido DON o ENNs por sí solos.
Ácido fusárico (AF)
El ácido fusárico (AF) puede ser producido por muchos mohos Fusarium diferentes y en una amplia gama de temperaturas y valores de humedad. El ácido fusárico compite con el aminoácido triptófano en los sitios de unión, lo que provoca un aumento del triptófano libre en la sangre. Este triptófano libre elevado puede entrar en el cerebro, aumentando la producción de serotonina. El ácido fusárico también contribuye a reducir la presión arterial. Juntos, estos efectos pueden provocar una reducción de la ingesta de alimento, vómitos, letargo e hinchazón de las patas o las glándulas mamarias. A menudo, estos síntomas no se observan hasta que los piensos presentan niveles más elevados de AF. También se ha demostrado que esta micotoxina altera las poblaciones microbianas del rumen. Además, cuando se combina con otras micotoxinas, como DON y fumonisinas, se demuestra que el AF tiene propiedades sinérgicas. Como resultado, los síntomas de toxicidad de estas otras micotoxinas pueden observarse más fácilmente o pueden ser más graves cuando el AF está presente. Los cerdos pueden ser más susceptibles a esta micotoxina que otras especies.
Moniliformina (MON)
Se ha comprobado que las aves de corral son las más susceptibles a los efectos de la moniliformina (MON), pero en todos los animales, el corazón es el órgano que presenta los mayores daños debidos a esta toxina, observándose lesiones miocárdicas. Otras afecciones que se observan con frecuencia en los animales expuestos a la MON son debilidad muscular, dificultad respiratoria, reducción del consumo de alimento y del aumento de peso corporal, y deterioro de la función inmunitaria.
¿Cuál es la prevalencia de las micotoxinas emergentes?
Aunque son menos conocidas, las micotoxinas emergentes son algunas de las micotoxinas más frecuentemente detectadas en ingredientes y raciones completas en todo el mundo. Según la evaluación de los laboratorios de análisis de micotoxinas Alltech 37+, se detectaron micotoxinas emergentes en el 96,5 % de las 5.992 muestras analizadas en todo el mundo en 2022.
Aunque los índices de aparición de micotoxinas emergentes son elevados, sus concentraciones suelen ser bajas. Por ejemplo, con FA, la concentración media fue de 202 ppb, con un máximo de 8.717 ppb detectado. Del mismo modo, ENN A/A1 se encontró en una media de 13 ppb y un máximo de 1.300 ppb. En consecuencia, el consumo agudo de estas micotoxinas por los animales puede ser poco frecuente, mientras que la ingesta crónica es más probable.
Cerrar la brecha del conocimiento
Aunque las micotoxinas emergentes aún no son detectables con pruebas simplificadas de micotoxinas, como los kits de pruebas rápidas o ELISA, existen métodos de laboratorio más avanzados -como UPLC-MA/MA- que permiten evaluar el tipo y la concentración de muchas micotoxinas emergentes. A pesar de las notables lagunas que existen en la comprensión de las micotoxinas emergentes por parte de la industria, estos avances en los métodos de detección y la investigación adicional deberían, en el futuro, conducir a una comprensión más profunda de cómo se manifiestan estas toxinas, el impacto que tienen en los animales y las posibles soluciones para hacer frente a los desafíos que presentan.
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