La digestión y la absorción de nutrientes son las principales funciones de los intestinos, así como la prevención de la entrada de antígenos y microorganismos en la sangre. Sin embargo, el deterioro de la función de la barrera intestinal y su mayor permeabilidad («tripa con fugas») puede conducir a un rendimiento deficiente y a enfermedades.
La barrera intestinal está constituida principalmente por una única capa de células epiteliales, incluidos los enterocitos, las células caliciformes, las células panetarias y las células enteroendocrinas, y también las células inmunes. La cohesión entre estas células y, por lo tanto, la regulación de la permeabilidad intestinal está garantizada por un complejo dinámico de proteínas llamado «uniones apretadas». La interacción entre sus componentes físicos, fisiológicos e inmunológicos permite una permeabilidad equilibrada, proporcionando una defensa eficaz a las macromoléculas, productos bacterianos y antígenos alimentarios, pero permitiendo que una pequeña fracción de moléculas atraviese las uniones apretadas y facilitando la coexistencia con la microbiota intestinal sin causar ningún daño.
El estrés y la inflamación rompen la barrera intestinal
Se han identificado varios factores, entre ellos el estrés y la inflamación, para romper la barrera intestinal, aumentando así la permeabilidad intestinal y permitiendo la entrada de macromoléculas y endotoxinas, lo que provoca la activación del sistema inmunológico. Además, la respuesta inmunológica subsiguiente suprime el apetito y redirige la energía y los nutrientes hacia la respuesta inmunológica y la aleja de los propósitos de producción. Un sistema inmunológico activado requiere grandes cantidades de energía y nutrientes que, de otro modo, podrían utilizarse para el crecimiento. Se estima que la respuesta inmunológica de la mucosa puede costar hasta un 30% en detrimento del crecimiento. Además, se sabe que el estrés asociado al destete y las altas temperaturas ambientales, por ejemplo, activan las células inflamatorias para que produzcan citoquinas proinflamatorias, que tienen efectos deletéreos en la morfología intestinal, comprometiendo la integridad de la barrera intestinal. Por lo tanto, es evidente la necesidad de elaborar estrategias para reducir al mínimo las pérdidas de productividad cuando los estados fisiológicos o las condiciones ambientales activan el sistema inmunológico.
Una función de barrera intestinal saludable
Las estrategias eficaces de gestión y alimentación que limitan la inflamación intestinal y promueven la salud del intestino, al tiempo que reducen el uso de antibióticos, son esenciales para mejorar el rendimiento del crecimiento y asegurar la rentabilidad del sistema de producción animal. Los extractos de hierbas de Macleaya cordata (amapola de plumas) han sido investigados extensamente como una estrategia nutricional eficaz para mejorar el rendimiento del crecimiento y promover la salud intestinal. Los alcaloides isoquinolínicos (CI), en particular la fenantridina benzo(c) y los alcaloides protopina presentes en la adormidera de pluma han demostrado tener efectos antiinflamatorios pronunciados. Varios estudios de investigación muestran que las proteínas de fase aguda y otros biomarcadores de inflamación se reducen significativamente en los animales de alimentación alimentados con CI, al tiempo que mejoran los parámetros de producción. Además, se observó una reducción del daño a la mucosa intestinal cuando se incluyó el coeficiente intelectual en la dieta de pollos y cerdos afectados por patógenos entéricos, como el Clostridium perfringens y la Salmonella enterica. Además, se ha demostrado que la suplementación de los cerdos con CI reduce la respuesta al estrés y, por tanto, el efecto negativo del estrés en la mucosa intestinal. Por lo tanto, como la inflamación y el estrés son desencadenantes muy conocidos de la disfunción de la barrera intestinal, se investigó más a fondo el efecto de la suplementación del coeficiente intelectual en la barrera intestinal.
Figura 1 – Efecto de la suplementación del coeficiente intelectual sobre la resistencia eléctrica (TER) de la barrera intestinal en los lechones.
Efecto de la suplementación del coeficiente intelectual
El primer estudio fue realizado en la Universidad Estatal de Carolina del Norte (EE.UU.) por Robbins y otros (2013). En este estudio se midió la resistencia trans-epitelial (TER) en muestras de íleon recogidas de cerdos de cría como indicador de la integridad de la mucosa intestinal. Los resultados mostraron que la suplementación del CI (Sangrovit®, Fitobióticos, de aquí en adelante llamada suplementación del CI) aumentó la resistencia eléctrica de la mucosa intestinal en un 47%, lo que indica una mayor integridad y una mayor resistencia de la mucosa a la entrada de posibles macromoléculas y patógenos (Figura 1). En consecuencia, un menor número de bacterias, toxinas y otros antígenos tendría acceso a los tejidos subepiteliales para activar el sistema inmunológico. Más recientemente, un estudio de investigación realizado por Liu y otros (2016) confirmó el efecto positivo de la suplementación del coeficiente intelectual en la función de la barrera intestinal. En ese estudio se evaluó la expresión de un grupo de proteínas que participan en el mantenimiento de la permeabilidad selectiva de la mucosa intestinal (complejo proteico de unión estrecha) en cerdos en crecimiento. Los resultados mostraron que la expresión de las proteínas de unión estrecha mejoró significativamente en los cerdos en crecimiento alimentados con CI, lo que refleja una barrera intestinal más fuerte y resistente (figura 2). Además, estos cerdos tenían un consumo de alimentos y un aumento de peso entre un 4,5 y un 4,6% más altos y una puntuación de diarrea sustancialmente más baja, lo que confirma que la suplementación del coeficiente intelectual contribuye al mantenimiento de la integridad intestinal.
Figura 2 – Efecto de la suplementación del coeficiente intelectual en la expresión de las proteínas de unión estrecha en los lechones.
Conclusión
La suplementación del CI podría utilizarse como estrategia nutricional para mejorar la salud intestinal y prevenir la aparición de un «intestino con fugas», maximizando así el uso de nutrientes para el rendimiento de una manera más eficiente.
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