¿Cuál es su primera respuesta cuando siente demasiado calor? ¿Busca una bebida fría, busca la sombra o pone el ventilador al máximo? Puede que los humanos gimamos cuando suben las temperaturas, pero nuestro cuerpo tiene una forma de afrontarlo. Pero, ¿y el ganado? ¿Cómo afrontan el estrés térmico y, lo que es más importante, qué se puede hacer para mitigarlo?
El estrés térmico se produce cuando la carga de calor de un animal es superior a su capacidad de perder calor. En el ganado, esto puede tener un impacto perjudicial en la fertilidad/rendimiento reproductivo, puede comprometer el sistema inmunológico y causar estragos en la integridad intestinal, en definitiva, no es un buen augurio para el animal o la granja. Cada especie se ve afectada de forma diferente, ya que los animales no tienen la misma capacidad para resistir o recuperarse del estrés térmico.
Hay varios enfoques que pueden adoptarse para aliviar el impacto negativo del estrés por calor en los animales; desde la gestión ambiental, como la provisión de sombra, el uso de ventiladores, hasta el uso de estrategias de alimentación, como una ayuda nutricional como la betaína natural o la cáscara de granada
Este número especial explora todas estas vías y otras más, como la legislación que rodea el transporte de animales durante las temperaturas extremas, el uso de la tecnología para ayudar a determinar cuándo el estrés térmico podría ser un riesgo, además de consejos y trucos para una ventilación y alimentación adecuadas
Cualquiera que sea el enfoque que se decida aplicar, es importante tener en cuenta las necesidades de la granja, del productor y, sobre todo, de los animales.