Los alfa-monoglicéridos, y especialmente la alfa-monolaurina, son una herramienta poderosa para reducir o reemplazar el uso de antibióticos en la producción de animales destinados a la alimentación. Numerosos ensayos han demostrado sus efectos antimicrobianos.
Como la resistencia a los antibióticos es un problema real en la medicina veterinaria y humana, el uso de antibióticos en el ganado debe ser reducido. Se necesitan productos antimicrobianos alternativos para los animales para superar las enfermedades y prevenir un mayor desarrollo de la resistencia. Los ácidos grasos de cadena media (ACMF) pueden promover la salud y el rendimiento de los animales. Ya en 1972 se descubrió que los monoglicéridos alfa de los MCFAs, especialmente la monolaurina alfa, tenían propiedades antibacterianas más fuertes en comparación con los correspondientes ácidos grasos libres. Más recientemente, Batovska y otros, 2009, encontraron resultados similares. Todavía se están investigando alternativas para reducir el uso de antibióticos en el ganado, ya que los resultados in vitro deben confirmarse en las explotaciones.
Beneficios de la alfa-monolaurina
La alfa-monolaurina es conocida por su fuerte efecto antibacteriano y antiviral y se forma por la esterificación del ácido láurico en la primera posición de una molécula de glicerol. La alfa monolaurina interfiere con la membrana celular de las bacterias Gram-positivas y los virus envueltos en grasa. Esto desestabiliza la membrana, aumentando su permeabilidad, lo que puede inducir la fuga y la muerte celular. Además, se ha demostrado que la monolaurina bloquea la producción de exo-proteínas dañinas de Staphylococcus. Esto prepara el camino para su uso en programas no antibióticos para mejorar la salud y el rendimiento de los animales.
Para comprender las propiedades antibacterianas de la monolaurina alfa en comparación con diferentes antibióticos se han realizado varias pruebas de CIM. Manohar y otros (2013) realizaron una prueba de CIM y una prueba de Concentración Bacteriana Mínima (CBM) con diferentes agentes antimicrobianos contra cepas de S. aureus. Los antibióticos probados fueron: vancomicina, amoxicilina, meticilina, penicilina y estreptomicina. La monolaurina tuvo un menor MIC y MBC en comparación con estos diferentes antibióticos. Esto significa que en esta prueba la alfa-monolaurina fue capaz de detener el crecimiento de las bacterias en una concentración menor en comparación con los antibióticos. El aceite de coco (refinado, blanqueado y desodorizado), que contiene altos niveles de MCFA como triglicéridos, también se incorporó en este estudio y no tuvo la capacidad de matar las cepas bacterianas probadas. El estudio de Kabara y otros (1972) ya demostró que los triglicéridos no tienen ningún efecto antimicrobiano, mientras que los monoglicéridos sí lo tienen.
Contra las bacterias resistentes a los antibióticos
Otra observación destacada del estudio de Batovska y otros (2009) fue la actividad de la monolaurina contra una cepa de S. aureus resistente a la meticilina. Además, Ruzin y Novick (1998) descubrieron que la monolaurina bloqueaba el crecimiento de Enterococcus faecalis resistente a la vancomicina. Los fuertes efectos antimicrobianos de la monolaurina comparados con los de los antibióticos también se ponen de manifiesto en las pruebas de CMI realizadas por Preuss y otros (2005). Estos resultados muestran que cuando S. aureus era resistente a la penicilina a 0,063 mg/ml, la bacteria no crecía a la misma concentración de monolaurina. En el caso de Helicobacter pylori, la amoxicilina y la monolaurina eran ambas cidales a la misma concentración de 0,063 mg/ml (Cuadro 1). Esto indica que al menos para el H. pylori la monolaurina y la amoxicilina tienen las mismas capacidades de inhibición del crecimiento en esta prueba.
En el campo, los AGP pueden ser sustituidos en la alimentación por monoglicéridos alfa en los países en los que todavía se permiten los AGP. En la Unión Europea está prohibida la utilización de AGP desde 2006, pero en consecuencia el uso terapéutico de los antibióticos puede ser elevado si los animales se enferman. Recientemente, Framelco realizó un ensayo en Innsolpig, una granja comercial de cerdos con instalaciones de investigación en Bélgica, que tiene problemas con E. coli y Streptococcus suis. En total se utilizaron 480 lechones en este ensayo. Los lechones fueron destetados a los 21 días de edad y tenían un peso corporal promedio de 5,5 kg al comienzo de la prueba. El objetivo del ensayo era reemplazar el óxido de zinc por glicéridos de ácidos grasos. Todos los lechones recibieron la misma dieta basal. El grupo de tratamiento 1 recibió 4 kg de Fra LAC34 Dry (que contiene una mezcla de ácido láctico, monobutyrin y monopropionin)/tonelada de alimento más 4 kg de Fra C12 Dry/tonelada de alimento. El grupo de tratamiento 2 recibió 2 kg de óxido de zinc/tonelada de pienso, lo que equivale a 1606,8 ppm de zinc.
La tabla 2 muestra los datos del ensayo. Los datos mostraron resultados similares entre los diferentes grupos de tratamiento. El uso de dosis terapéuticas de ZnO podría ser reemplazado por una mezcla de alfa-monoglicéridos, sin aumentar el uso de antibióticos terapéuticos.
En conclusión, la suplementación de los alfa-monoglicéridos en la dieta mejorará el rendimiento y la salud de los animales. Como resultado, el uso de antibióticos como AGP o como tratamiento terapéutico puede ser reducido. La literatura científica y los ensayos en instalaciones experimentales apoyan los hallazgos en el campo, mostrando los fuertes efectos antibacterianos de la alfa-monolaurina en comparación con diferentes antibióticos.