Uno de los pocos antibióticos utilizados como tratamiento de último recurso para las infecciones multirresistentes en humanos, como la neumonía, se está utilizando de forma generalizada para fomentar el crecimiento y prevenir las infecciones en las aves de corral.
Un nuevo estudio ha descubierto que, aunque el uso del antibiótico colistina ha sido prohibido en la agricultura por muchos países de renta alta, como China y la Unión Europea, se sigue exportando a países de renta baja y media, como Pakistán, Nigeria y Bangladesh.
Falta de normativa y comercio a escala nacional
Una investigación internacional dirigida por científicos de la Universidad de Oxford y la Universidad de Agricultura de Faisalabad (Pakistán) descubrió que, a pesar de los acuerdos sobre limitación del uso de antibióticos en la agricultura, la falta de regulación a nivel comercial y nacional ha hecho que el fármaco se utilice ampliamente en países donde otras alternativas terapéuticas son caras o inaccesibles. El estudio también identificó una gama de productos de colistina fabricados para su uso en pediatría y comercializados como «Antibiótico – Antidiarreico».
El uso de antibióticos humanos en la alimentación animal es uno de los principales factores de resistencia a los antibióticos en el mundo.
E.coliresistente a la colistina
Los investigadores han detectado una prevalencia creciente de E. coli resistente a la colistina aislada del medio ambiente y de animales destinados a la alimentación en Pakistán, en el 7% de las muestras, frente a una media mundial del 4,7%. La resistencia también se observó en aislados humanos.
Para que la prohibición tenga éxito, se necesitan alternativas
El profesor Timothy Walsh, director de investigación del Instituto Ineos de Oxford para la Investigación Antimicrobiana y coautor del estudio, declaró:
«El uso de antibióticos humanos en la alimentación animal es uno de los principales factores de resistencia a los antibióticos en el mundo. Aunque muchos países de renta alta han reducido el uso de antibióticos en la ganadería, paradójicamente siguen exportando medicamentos como la colistina a países de renta baja y media.
«Tenemos que dejar de utilizar antibióticos humanos para alimentar a los animales. Sin embargo, esta prohibición sin soluciones alternativas provocará una disminución de la producción de carne, un aumento de los precios y una pérdida de ingresos para los ganaderos.
«Una de nuestras principales áreas de interés en el Ineos Oxford Institute es desarrollar nuevos fármacos que puedan utilizarse exclusivamente en la alimentación animal. Mientras tanto, debemos apoyar a los ganaderos para que mejoren la higiene en las granjas y protejan el bienestar de los animales con el objetivo de disminuir la dependencia de los antibióticos de uso humano.»
Conocimiento limitado de las consecuencias del uso de colistina
El estudio, publicado en la revista Lancet Microbe, constató que los agricultores que utilizaban los fármacos tenían un conocimiento limitado de las consecuencias del uso de la colistina y subraya la importancia de apoyar a los agricultores para que realicen mejoras sostenibles de sus prácticas agrícolas.
El Dr. Mashkoor Mohsin, coautor del estudio y profesor de la Universidad de Agricultura de Faisalabad (Pakistán), afirma que es necesario cambiar la forma de fabricar, comercializar, autorizar y utilizar los antibióticos con fines veterinarios. Al mismo tiempo, no se puede ignorar el bienestar de los animales y los agricultores.
«Este cambio global requerirá un compromiso considerable por parte de los gobiernos nacionales, las instituciones financieras, las empresas farmacéuticas y los reguladores del comercio internacional», añadió Mohsin.