Los investigadores de la Universidad de Gante estudiaron el efecto de la alimentación de la mosca soldado negra en la microbiota intestinal de los cerdos.
Las larvas de la mosca soldado negra (BSF) se desarrollan a través de varios estadios, con la etapa final conocida como la prepupa. En esta última etapa, el insecto deja de alimentarse y el tracto digestivo se vacía. Luego, la prepupa migra en busca de un sitio seco y protegido en preparación de la metamorfosis. Por lo tanto, las prepupas son la etapa preferida para la cosecha. Las prepupas de la BSF son una fuente potencial de proteína de alto valor que podría incorporarse en el alimento de los animales de granja monogástricos. Estas prepupas también son ricas en grasa, con el ácido láurico (C12:0) como ácido graso predominante, conocido por sus efectos antimicrobianos en las bacterias Gram positivas.
Ensayos in vitro y en animales
Investigadores belgas evaluaron el efecto del BSF en la microbiota del intestino porcino. Esto se hizo in vitro simulando la digestión en la parte superior del intestino delgado de los lechones. Utilizando medios selectivos, se contaron coliformes, D-estreptococos, lactobacilos y bacterias anaeróbicas totales en alícuotas tomadas al final de las incubaciones. En segundo lugar, los lechones destetados (machos y hembras, destetados a los 21 días de edad; 6.178 ± 0.562 kg) fueron asignados a los 4 tratamientos: prepupas de BSF llenas de grasa (4 y 8%), desgrasadas (5.4%) y una dieta de control (es decir, con soja como fuente de proteína y grasa). Además de los efectos sobre la microbiota intestinal, se investigaron determinados parámetros de salud intestinal, se registró el rendimiento y se calculó la digestibilidad de las dietas.
Efectos antibacterianos contra los D-estreptococos
Los resultados mostraron que in vitro, la grasa prepupal a 0,58 g C12:0/100 mL, suprimió el crecimiento de los lactobacilos, pero los efectos antibacterianos más importantes se registraron contra los D-estreptococos. En el ensayo con animales, sólo se observaron reducciones de 0,5 veces por logaritmo para los estreptococos D en el intestino de los lechones alimentados con dietas que contenían PEB. No se registraron diferencias en cuanto a la ganancia diaria, la ingesta de alimentos y la proporción entre alimentos y ganancias entre los tratamientos. La digestibilidad fecal aparente del alimento de control no difirió significativamente de la del alimento que contiene el insecto (digestibilidad de las proteínas entre el 77 y el 78% para todos los tratamientos). Mientras que la digestibilidad de la proteína ileal de la dieta de 8% de grasa BSF (67,4%) fue menor que la del control (69,7%), los valores de las dietas de 4% de grasa y de BSF desgrasada fueron mayores (73,3%).
Explorando el valor añadido de la BSF
En conclusión, nuestro ensayo con lechones mostró que una cantidad sustancial de productos de soja (harina y/o judías tostadas) puede ser sustituida por la PEB sin efectos adversos en el rendimiento. Sin embargo, dado que el precio actual de las prepupas con BSF es sustancialmente más alto que el de la soja, la investigación futura debería centrarse en explorar el valor añadido potencial de la BSF en comparación con las fuentes de proteína convencionales.
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