Una alimentación inicial efectiva cierra la brecha en el potencial

El alimento inicial es una fase esencial en el proceso de cría de animales. El rendimiento de los animales jóvenes durante la cría determina la producción futura. Todas las condiciones e indicadores deben estar en orden para que el animal entre en la fase adulta y alcance mejor su potencial prometido.

Las primeras etapas de la vida están plagadas de desafíos que son tanto fisiológicos (limitaciones físicas) como etológicos (actitudes de comportamiento) y que tienen un impacto en la producción futura.

Los siguientes puntos indican cómo la crianza es un factor determinante:

  • Nivel de crecimiento óptimo: El más mínimo riesgo (alimento inicial, transición alimenticia, variación de las materias primas o de las condiciones de vida, enfermedad, estrés social, etc.) provocará instantáneamente una disminución de la ingesta de alimentos (o incluso la detendrá por completo). Estos retrasos sucesivos nunca podrán ser compensados y afectarán al potencial de producción.
  • Homogeneidad de los animales: Cada variación de la ingesta individual será un factor de heterogeneidad. Desde los primeros días, las consecuencias de una mala ingesta de alimentos se reflejarán en la homogeneidad y se amplificarán a lo largo del ciclo de producción. El objetivo de la producción avícola es que los pollitos comiencen a alimentarse desde el momento en que llegan a la granja, de manera homogénea y como parte de la bandada.
  • Madurez fisiológica de los animales: El desarrollo de los órganos digestivos está determinado por el consumo de alimentos (papilas del rumen en los terneros, vellosidades del intestino delgado). Para alcanzar la madurez sexual se requiere un cierto porcentaje de peso vivo. En cuanto a la producción de leche en Francia: 200 kg a los 6 meses para las novillas, con el primer parto a los 2 años. Cada mes de retraso supondrá una pérdida neta (media de 40 euros).
  • Una psique sólida: Al igual que un atleta de élite, un animal de alto rendimiento necesita una psique sana. La plasticidad cerebral es máxima en las primeras etapas de la vida: el cerebro de los animales jóvenes se está formando, lo que determinará su comportamiento una vez crecidos. Este será un factor decisivo para que el animal obtenga el máximo beneficio de lo que se le ofrece. Introducir a los animales jóvenes a varios estímulos les ayudará a adaptarse a las condiciones de cría.

Un enfoque holístico

El ajuste de un solo parámetro, como por ejemplo un aditivo digestivo, tendrá consecuencias inevitables para otros sistemas. Percibir a los animales como unidades fisiológicas yuxtapuestas es limitante, tanto para los animales como para la producción. Utilizando un enfoque holístico, Phodé percibe al animal como un todo, una entidad única con la capacidad de sentir. Los animales son capaces de integrar y regular la información que reciben y que circula por su cuerpo, de un sistema a otro, para adaptarse mejor a su entorno.

Las soluciones de los laboratorios Phodé estimulan los sentidos y modulan la percepción del medio ambiente. Esto contribuye a enriquecer su entorno para ayudar a los animales a permanecer flexibles y capaces de adaptarse. Al centrarse en ofrecer un «mejor bienestar», la empresa ayuda a los animales a alcanzar su máximo potencial.

Asegurar una ingesta óptima durante la pérdida de apetito

Con 20 años de experiencia en el impacto de las moléculas aromáticas en el cerebro y una firme comprensión de los animales y los desafíos asociados, Phodé llevó a cabo una investigación que condujo a una combinación de extractos vegetales exclusivos y moléculas sensoriales calificadas, a partir de la cual se desarrolló Optifeed. Esta solución ayuda a asegurar la atracción, la memoria positiva y el apetito óptimo en cada especie de producción, principalmente para responder a los diversos desafíos de la alimentación de los animales de arranque. Gracias a sus soluciones sensoriales, la empresa también contribuye a enriquecer el entorno de los animales para mejorar su adaptabilidad.

En los lechones se observó un aumento de la ingesta de alimentos correspondiente a un aumento del aumento de peso medio diario, con una ligera disminución del índice de consumo (Cuadro 1). En las gallinas ponedoras se demostró que en 14 días el producto mejoraba y homogeneizaba efectivamente su peso inicial (figura 1).

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